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Augusto Ferrer-Dalmau, Segunda jornada con el pintor de batallas

Augusto Ferrer-Dalmau, Segunda jornada con el pintor de batallas
Augusto Ferrer-Dalmau el

 

Por la Dra. María Fidalgo Casares. 

Prometí continuar transmitiendo a través de ABC el proceso creativo del último cuadro de Ferrer-Dalmau y antes de nada, quiero agradecer los miles de lectores que compartieron la “gestación periodística” de esta gran carga de Caballería que promete ser, como ya avancé, uno de sus grandes clásicos.

No es habitual para un historiador o un crítico de arte encontrarse con que sus textos tengan un seguimiento de esta magnitud. Y es que, como he escrito en numerosas ocasiones, a Augusto Ferrer- Dalmau habría que llamarle ya “Fenómeno Dalmau”, porque rompe casi todos los esquemas que definen a cualquier pintor convencional  y a los hechos me remito.

Como en el artículo anterior, tengo que matizar que mis palabras no harán justicia a las imágenes, pero espero no defraudar y poder transcribir todo lo que perciba.

Muy lejos de la imagen del pintor rancio y encorsetado que imaginaban algunos- yo la primera- nos recibe un artista de aspecto juvenil, despreocupado, en camiseta, atusándose un flequillo rebelde . Parece mentira que alguien tan accesible sea el académico “pintor de batallas”. Lo encuentro visiblemente más delgado que la última vez y así se lo comento, un poco para romper el hielo, antes de entrar en materia

 

 –Bueno, sí, -contesta-. la verdad es que me he encerrado y el cuadro “me ha absorbido” estos meses… Si no llega a “convencerme ” mi amigo Santiago, prácticamente no hubiera visto la luz del día este verano. Descansé cuatro días en Granada, en su maravillosa Bodega Hotel, Hacienda Señorío de Nevada. Compartimos nuestra  afición por el coleccionismo de espadas- añade-  he vuelto renovado y con una espada de caballería 1808 prestada, ¡que no pienso devolverle!!- sonríe jocoso 

Y antes de empezar, parece que adivina lo que voy a preguntarle

–No insistaaas… porque seguiré sin desvelar el capítulo que estoy pintado –  dice con cierta picardía-

 

Y  aprovechando que tiene que interrumpir su tarea por mi presencia, se excusa un momento y ultima detalles al teléfono, mientras me deja vagar por la estancia, con una copa de vino que me ha servido en su original barra de bar.

 

 

En esta segunda jornada en el estudio de Ferrer- Dalmau, las sensaciones de mi primera visita vuelven… el  intenso olor a pigmentos, el misterio de un espacio salpicado de objetos históricos, un caballete que no parece de atrezzo, sino que deja traslucir que se pinta de verdad y mucho…  Y por fin, veo el lienzo que está a la mitad de su proceso,  dominando el espacio y atrapando mi atención de forma magnética.

Oigo la voz de Augusto al fondo y me parece oír algo sobre “dragones”….

 ¿ Te estás planteando hacer un cuadro mitológico? – le pregunto cuando vuelve.

No mujer… Ríe a carcajadas –Es una unidad de caballería que Luis me sugirió. –Se refiere a su asesor histórico Luis Sorando.

–Luis me ha localizado casi una docena de grabados de la época y me ha explicado como reconstruir con fidelidad los uniformes de los Dragones de Almansa, de hecho ya he hecho unos bocetos a color de los uniformes basándome en sus anotaciones… y me enseña dos maravillas que me apresuro a fotografiar para compartirlos ipso facto con los lectores de ABC.

Me ha dado una gran pista sin querer… Los Dragones de Almansa. Bravo! Ya sé quiénes son los protagonistas, ¡y pertenecientes al ejército de Galicia! Como gallega, me alegro enormemente, pero, aunque lo intento, sigue sin soltar prenda. Parece que continuará la intriga de cual será el episodio histórico que narra esta excelsa Carga de Caballería.

 

El cielo y el escenario marcan la intensidad del cuadro

Vuelvo al cuadro y a sorprenderme de sus grandes dimensiones  . Tengo que confesar que aunque voy cuaderno en mano tomando notas, me quedo in albis dada la fuerza del lienzo que tengo ante mí…  

Me vienen a la mente las palabras que dijo en su discurso cuando le nombraron académico de Bellas Artes “ El cielo y el escenario marcan la intensidad del cuadro” y pienso en la injusticia que supondrá que quizá, obnubilados por la potencia de la figuración, los espectadores no valoren la excelencia técnica que demuestra en la captación de los elementos que envuelven esta escena.

El cielo terrosoazulado y con partículas en suspensión cegando una topografía definida, el suelo pedregoso con rastrojos sobre el que gravita un lecho de polvo provocado por el galope imperioso de la caballería…  y me sobrecoge el cuerpo pisoteado de un soldado pintado en un violento escorzo…

Los bravos jinetes, captados con grandeza épica avanzan hacia mi y se me antojan aún más enérgicos, cuento hasta una decena de jinetes. Algunos pocos ya están perfectamente definidos, otros atisbados entre la niebla y el resto apenas esbozados. Todos espléndidos en sus distintas fases de ejecución.

Con soberbia pictórica, Dalmau ha huído de individualidades y ha cedido el protagonismo del primer término a un enemigo al que sitúa de espaldas. La grupa de su caballo se muestra insultantemente hermosa y deja ver al espectador todos los aperos de su montura definiéndolos, como es habitual, con minuciosidad preciosista.

Aunque los lectores pueden ver la imagen, tengo que matizar que en realidad es mucho más impresionante. Difícil encontrar las palabras adecuadas para definir el cuadro como se merece y menos las sensaciones que provoca. Incluso capto algo imposible de apreciar en las fotografías.

Hay un logradísimo efecto óptico de movimiento que pocos artistas pueden lograr, es decir, desde cualquier ángulo, los caballos siempre se ven de frente, y si me muevo, observo que los caballos me siguen. Muy acentuado en el caso del caballo blanco, que parece fijar la vista en mi, a pesar de que el cuadro está girado.

 

 

También percibo que las figuras del lienzo poseen una realista fiereza que sobrecoge, aún más que la última vez  y así se lo expreso.

–Bueno, aquí  parte de la “culpa” la tiene Arturo- se refiere cómo no a Pérez-Reverte, su amigo y quien le puso el sobrenombre de “ pintor de batallas”.  Me sugirió una serie de cambios ingeniosos que le darán más realismo a la soldadesca–. Y es que Arturo es el privilegiado con el que comparte y comenta sus cuadros.

Aunque la escena está aún sin terminar, ha avanzado mucho… tanto, que lamento el haberme perdido alguna fase intermedia. Le pregunto por el proceso que ha seguido

–Como siempre, comienzo por los fondos, son los que me darán el colorido y la intensidad de las figuras. A continuación pinto y defino una sola figura, no mancho todo el lienzo, voy de una en una.  Es un proceso minucioso y muy personal, es una manía mía.  Tal vez sea el reflejo de mi forma de actuar en la vida, no puedo pasar a lo siguiente sin terminar lo anterior. Tengo la “cabezota” amueblada de esta manera– admite el artista.  

En relación a los bocetos que había visto y que publicamos en ABC… confirmo que algunos han adquirído “vida eterna” y ya están en el lienzo final. Pregunto por aquellos que han quedado en “bandeja de salida” y no han sido “elegidos para la gloria”.

–Pues tal vez los incorpore a otro lienzo, pero posiblemente no se queden conmigo. Tengo seguidores que les gusta adquirirlos y llevarse a su colección estos pequeños bocetos originales–.

¿ Pequeños bocetos?. Me sorprendo por su sencillez a la hora de definir lo que son deliciosas obras de arte,  habituada a tratar con pintores con un ego descomunal a años luz de los éxitos del catalán.

 

 

La sorpresa la dejó para el final

Aunque me quedaría horas y horas, comprendo que “ el pintor de batallas” tiene que seguir pintando. Vuelvo la vista al cuadro y los “Dragones” parecen retarme con sus arrogantes miradas en sus veloces monturas y dominando el espacio como si fueran a cobrar vida de un momento a otro.

Aún orgullosa de haber podido compartir estos momentos únicos en la gestación de una gran obra que pasará a la historia sin lugar a dudas, me embarga una especie de sensación de “orfandad” . Siento que temo que ya no haya una tercera visita y que pierda de vista definitivamente a esos rutilantes y fieros soldados que tengo ante mis ojos.

Pregunto al artista con cierta curosidad cual será el destino final del lienzo.

–Va a una colección privada de Londres. En otoño, el lienzo viajará al Reino Unido – me aclara.

Mi cara debió dejar traslucir cierta decepción que se vio compensada por una gran noticia, para mí inesperada y espléndida a la vez.

– Pero el coleccionista  antes de llevárselo a Londresdejara que viaje a Sevilla, donde se presentara al público junto con todos los bocetos del cuadro, en la muestra que estás organizando en El Real Círculo de Labradores.

Entonces la que sonreí fui yo. Lo mejor lo había dejado para el final.

¡¡ Ole Ferrer-Dalmau !! ¡ Ole, Ole y Ole!!.

 

María Fidalgo Casares  (Ferrol 1964.) Directora y Comisaria de la Exposición de Augusto Ferrer Dalmau que se celebrará en Octubre en el Real Círculo de Labradores de Sevilla. Doctora en Historia, columnista y Crítica de Arte .

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