Por Santiago Burgaleta García-Mansilla
¿Es posible viajar hacia atrás en el tiempo?
Sorprendentemente, sí; y hoy por hoy no es gracias a la física cuántica, la magia o a grandes avances científicos, solo hace falta un genio del arte, un equipo multidisciplinar, mucho trabajo, investigación y una pasión común por la historia de España.
Augusto Ferrer-Dalmau, está embarcado en un nuevo proyecto en el que va un paso más allá: se ha convertido en corresponsal de guerra en el tiempo, no volverá a Siria o a Afganistán; en esta ocasión nos llevará a todos directamente al campamento de Felipe II, en las afueras de San Quintín, en agosto de 1557.
La batalla y posterior asedio de San Quintín en el verano de 1557, fue la primera experiencia militar de Felipe II y una de las mayores victorias españolas. Tuvo una gran trascendencia histórica y geopolítica para toda Europa, movilizó cerca de 60.000 hombres en un esfuerzo logístico y económico sin parangón hasta entonces, ahí tenemos el Monasterio del Escorial para recordarnos la gesta.
En un alarde de estrategia, tras los ataques recibidos en sus posesiones en Italia, Felipe II decidió devolver el golpe en Francia, en la Batalla de San Quintín. Emanuel Filiberto de Saboya derrotó y capturó cerca de mil nobles franceses, incluyendo a su Condestable, Anne de Montmorency.
Felipe II no llegó a tiempo a la batalla, pero dirigió el duro asedio de la ciudad. Se presentó en el campamento ataviado con la Armadura de Aspas que podemos disfrutar hoy en la Real Armería del Palacio Real de Madrid, y tras conquistar la ciudad decidió no avanzar a tomar París. Todavía hoy se sigue investigando y se cuestionan cuáles fueron sus razones y sus objetivos.
La llegada de Felipe II a su campamento es el momento exacto que va a capturar Augusto en su lienzo. Acompañado de Filiberto de Saboya, del Conde de Pembroke, del Conde Egmont y de Guillermo de Orange, le presentan a los prisioneros franceses capturados y rodeados de soldados de la talla de Julián Romero o de Pedro Merino de Sedano, con la ciudad de San Quintín de fondo, asediada por la artillería y el resplandor del fuego
Fruto de la amistad y de las distendidas charlas sobre historia en el refugio de Augusto, surgió la idea de pintar un cuadro en el que la continua obsesión por el rigor histórico pretende alcanzar la perfección: gracias a la habilidad de Augusto, no sólo se muestran personajes, armas, armaduras, sillas de montar, banderas, cañones o ropajes, contemporáneos al asedio de San Quintín, también decenas de piezas y objetos que hoy todavía existen, que se pueden ver y tocar en distintos museos de Europa; todos juntos se pueden transportar a un mismo lugar y viajar en el tiempo con él.
COLABORACIÓN Y ASESORAMIENTO
Con la colaboración inestimable de historiadores como David Nievas, asesor del pintor y también de la nueva producción para Amazon de Hernán Cortés interpretado por Javier Bardem , José Antonio Rebullido y la Sociedad Académica de San Quintín; los mayores expertos en armas y armaduras de Europa con Álvaro Soler, de Patrimonio Nacional a la cabeza; Ralph Moffat, de la armería de Glasgow; Tobias Capwell, de la Wallace de Londres; Orla Doherty, del Derry de Dublin; Olivier Renaudeau, del Musee de L’Armee de Paris; o la armería de Viena. Autoridades en distintas especialidades como Javier López Marín, probablemente uno de los mayores expertos en cañones de Europa; Luis Sorando , especialista en banderas y uniformes o Almudena Pérez de Tudela, en retratos del siglo XVI. Gracias a todos ellos –y por supuesto a la habilidad de Augusto–, este proyecto de investigación que comenzó hace algo más de dos años, cobra vida.
Este cuadro también pretende ser un tributo a todos los historiadores, investigadores y conservadores de museos que cuidan nuestro patrimonio artístico e histórico. Hoy, que ven la luz sus primeros bocetos, nos gustaría que los disfrutaran y nos acompañaran en este apasionante viaje en el tiempo.
¡Se va a armar la de San Quintín!
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