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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Clarice Lispector y las plantas

En 2020 se cumplen cien años del nacimiento de la escritora calificada como incalificable

Clarice Lispector y las plantas
Pablo Delgado el

Se dice que hay un olor a locura en la ficción de la escritora Clarice Lispector (1920-1977). Pero más que la privación del juicio o del uso de la razón, sus palabras fueron, y son, acciones que causan sorpresa y un gran acierto sobre un lector atento.

En este año 2020, se conmemora el centenario de su nacimiento en una familia judía en el oeste de Ucrania. Como resultado de la violencia antisemita que sufrieron los suyos, la familia tuvo que huir a Brasil en 1922, en dónde Lispector pasó su infancia. Después de la muerte de su madre, cuando Clarice tenía solo nueve años, de Recife se mudó a Río de Janeiro con su padre y sus dos hermanas, en donde cursó los estudios de derecho. Se casó y vivió en Italia, Suiza, Inglaterra y Estados Unidos, hasta que se separó y regresó a Río en 1959 dónde murió en 1977. Desde su muerte, Clarice Lispector se ha ganado el reconocimiento universal como la mejor escritora moderna de Brasil.

Con estos antecedentes, puede ser cierta esa afirmación anterior de locura, por lo que le tocó vivir. Pero lo que no deja lugar a dudas es de la calidad de sus escritos entre la prosa y lo poético, de una de las figuras clave del modernismo brasileño. Principalmente realizó ficción y crónicas, sin dejar de lado otros géneros -en menor medida- como la poesía. Por ello, la gran labor que sigue haciendo Nórdica libros en el panorama actual de la edición en España, hay que añadirle la recuperación de De Natura Florum que se publicó el 3 de abril de 1971 en el periódico Jornal do Brasil, de Río de Janeiro, y en 1984 integró el volumen A Descoberta do Mundo. Unos textos poéticos, que funcionan a la manera de un herbario en prosa y que se estructuran a partir de veinticuatro entradas independientes que funcionan a modo de conjunto; las primeras cinco son definiciones botánicas generales, las restantes diecinueve son descripciones de flores, con una poética particular y singular.

Lispector creó aquí un mundo que parece paralelo, pero no, es real, es la descripción de los detalles naturales que nos rodean y que en muchas ocasiones nos hacen pasar momentos de quietud, reflexión y tranquilidad. Palabras como rosa, jazmín, orquídea, clavel, girasol, violenta, margarita, palma, entre otras, tienen aquí el halo onírico de la palabra Lispector. Palabras como puertas de una terraza abierta, que permiten entrar y hacer sentir la brisa de la primavera, como si un desbordamiento rompiera la armonía y la quietud, de un mundo que está en constante movimiento y que lucha por evitar el desorden, la inestabilidad, y el fracaso. Tres ideas que tenía Lispector sobre lo que era para ella el mundo, o el lenguaje en el que lo había interpretado, tratando así de que no se volviera fijo, impermeable u hostil.

Y que mejor para interpretar y aportar una lectura visual al texto, que las ilustraciones de la que fue Premio Nacional de ilustración (2015) Elena Odriozola (1967). La ilustradora donostiarra, aporta esa visión juguetona, alegre y perspicaz de su estilo, en un acompañamiento genial al mundo Lispector, aportando unas ilustraciones coloridas y contrastadas, que son pura alegría profunda y refuerzan las palabras de la autora, generando así una obra total delicada, expresiva y de magníficos matices poéticos y plásticos.

Alrededor de la figura de Clarice Lispector se creó un resplandor de mito y glamour, ya que era hermosa, alta y rubia, vestida con gafas de sol y joyas gruesas, como una gran dama de mediados de siglo en Río de Janeiro. Pasó años como periodista de moda. Después, aceptó escribir crónicas para el Jornal do Brasil durante siete años y escribe sobre los más variados asuntos: viajes, la infancia y la adolescencia; empleadas domésticas, taxistas, encuentros, amigos, hijos… los sentimientos. Tuvo absoluta libertad de temas con que llenar esa columna semanal.

En De Natura Florum el lector podrá sumergirse con esta coqueta edición, en la mente de una autora que presentó unas credenciales literarias diferentes, un texto sugerente y de tono romántico, donde podemos plantearnos la condición humana a través de la observación de algunas de las plantas que nos rodean y el amor magnético que inspiran. El suyo es un arte que nos hace querer conocer a la naturaleza, que no se permite conformarse con lo que se sabe, que tiene que ver y sentir todo por sí misma, incluso lo que no se puede ver.

«De Natura Florum» // Clarice Lispector // Nórdica libros //Traducción de Alejandro G. Schnetzer // Ilustrado por Elena Odriozola // 2020 // 17,50 euros

 

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