Eleanora Fagan Gough (Filadelfia, 1915 – Nueva York, 1959), conocida como Billie Holiday y apodada Lady Day, es sinónimo de grito, sufrimiento, ritmo, traducido en un grandioso blues y jazz que transmite la vida cruel que llegó a sufrir por culpa del alcohol, las drogas y sobre todo los hombres. Fue la voz femenina del jazz considerada inigualable y posiblemente la mejor cantante del siglo. En 2015 se cumplieron los cien años después de su nacimiento, la inimitable voz de Billie Holiday sigue hechizando a los amantes de la buena música, poniendo el acento sobre el placer y la belleza infinita donde se estrella el amor. Sus cualidades vocales, su dominio del swing y la intensidad de sus interpretaciones, fruto de esas heridas que la vida le infligió desde una edad temprana, la convirtieron en una gran estrella del jazz, y a pesar de su prematura desaparición, su arte ha permanecido imborrable en nuestra memoria.
No solo fue una voz, un cuerpo, una señora que se dedicaba a cantar blues desde los miserables inicios en Baltimore, los primeros trabajos como criada, el intento de violación a los diez años, la prostitución, la discriminación racial, la drogadicción, los múltiples pleitos y estancias en la cárcel, el engaño por parte de casi todos los hombres que la trataron, su vida aparece jalonada por una serie de episodios que fraguaron su leyenda. Una leyenda que se fraguó en la más esplendorosa época del jazz en los clubes de Harlem, la radio y los estudios de grabación, las giras maratonianas y las jam-sessions al lado de músicos legendarios como, entre otros, Duke Ellington, Louis Amstrong, Benny Goodman, Count Basie, o su gran amigo Lester Young. Todo ello en una época convulsa para las personas de color y mucho peor si además eras mujer, aunque alcanzase la fama en el momento, como fue su caso. Siempre denigrada por el hombre o la autoridad, fue protagonista de una biografía musical con toques de ligereza y despreocupación.
Su voz rasgada y cálida lleva la poesía del amor al extremo del desgarro y de la violencia alcohólica. Al cantar mezcla estrofas, inventa su memoria, rehace el orden del mundo a través de su música. Y todo ello lo podemos percibir en “Billie Holiday” editado por Salamandra. Creado desde Argentina por el ilustrador José Muñoz (Buenos Aires, 1942) y el escritor y guionista Carlos Sampayo (Carmen de Patagones, Buenos Aires, 1943), una de las plumas más reconocidas en lo que a historia del jazz se refiere. Nos hacen sumergirnos en un determinado momento de la vida de la cantante, en un recorrido gráfico de forma breve pero intensa, en el que de las 80 páginas sale una atmósfera jazzística sin igual. Con la fuerza del blanco y negro en el que las ideas se comunican directamente y el significado trasciende a la forma, crean una atmósfera desgarradora, de lamento y unas lineas atrevidas en las figuras que generan una tensión en las viñetas que transportan al lector al mundo del jazz, con su arte musical que se originó en los Estados Unidos mediante la confrontación de los negros con la música europea. Podemos percibir a través del dibujo la instrumentación, melodía, armonía, el ritmo, así como la cualidad rítmica especial de Holiday, su swing.
Mi recomendación: sumergirse en la lectura de este cómic acompañado por las canciones, entre otras de “Summertime”, “A fine romance”, “Don´t explain”, la controvertida y desgarradora “Gloomy sunday”, o “Strange Fruit” considerada como la mejor canción del siglo XX, por la revista Time en 1999, una de las obras de arte que predicó con más fuerza en contra de los linchamientos en los estados del sur de los EE.UU. y uno de los primeros lemas del movimiento por los derechos civiles estadounidenses. La expresión Strange Fruit se estableció como símbolo de los linchamientos, en definitiva Billie Holiday en estado puro.
“Billie Holiday” // Ediciones Salamandra // José Muñoz y Carlos Sampayo // 19 euros