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Fourni, el refugio perdido durante siglos

Fourni, el refugio perdido durante siglos
Jesús García Calero el
53 pecios desde la época arcaica hasta la era bizantina están en este conjunto de islotes griegos situado lejos de cualquier puerto pero en medio de las rutas. Decenas de naufragios de quienes no lograron refugiarse esperan en el fondo a los arqueólogos para contar una historia compleja de comercio y avances en la navegación hasta las puertas de la época moderna.
Arqueólogos usan un ROV para elevar un ánfora de origen norteafricano// Foto Vasilis Mentogianis /Hellenic Ministry of Culture
Sitting in his nowhere land
Making all his nowhere plans for nobody
The Beatles “Nowhere Man”
Si hubiera una Arqueología Subacuática de Ningún Lugar (Nowhere), podría basarse en el proyecto Fourni, del que ya hemos hablado en este blog durante las campañas de años atrás. ¿Por qué? Sencillamente, hablamos de una gran cantidad de pecios procedentes de todo el Mediterráneo, no de ningún país, que naufragaron en una costa extraña, en los islotes que se extienden entre las islas de Samos e Icaria. El punto no está asociado con ningún puerto importante ni con ninguna ciudad de la Antigüedad, Edad Media o Moderna. Según el codirector del proyecto, Peter Campbell, Fourni “es algo así como una base de datos muy poco común, una arqueología de Ningún Sitio, porque las islas frente a las que se encuentra el enorme yacimiento no tienen ciudades, sino que solamente han tenido importancia para las rutas de comercio marítimo a lo largo de la historia”. Así lo ha bautizado, metafóricamente: “Archaeology of Nowhere”. O de cualquier lugar, podría añadirse.
Una de las ánforas halladas en Fourni // Foto Vasilis Mentogianis /Hellenic Ministry of Culture

Y en ese “nowhere” este año se ha descubierto un barco de época romana, procedente de la Península Ibérica, que yace en el fondo del mar, en el otro extremo del Mediterráneo.  Sin embargo, en Fourni, en medio del conjunto de islotes cuyos yacimientos asombran a los arqueólogos y en una superficie no más grande de 17 millas cuadradas, se encuentra uno de los lugares con mayores naufragios documentados de todo el mundo. De momento 53 pecios han sido descubiertos en las tres campañas llevadas a cabo gracias a la asociación de la agencia arqueológica del Ministerio de Cultura de Grecia y la fundación RPM. Este verano de 2017 han sido detectados los últimos ocho naufragios, entre los que está el barco procedente de las costas ibéricas en época romana.

Los arqueólogos eliminan el sedimento en uno de los pecios // Foto Vasilis Mentogianis /Hellenic Ministry of Culture

¿Qué hace a ese lugar tan especial? Los especialistas están comenzando a darnos una idea del significado de tan asombroso punto negro en las rutas de navegación. Está claro que una de las razones es que ni Samos ni Icaria tienen buenos puertos. Peter Campbell lo ratifica: “Ante cualquier dificultad en la zona, los barcos se dirigen a Fourni buscando refugio, lo hemos podido comprobar nosotros con barcos modernos cuando se desató una tormenta”. Es el único lugar de la zona para capear un temporal. Así que el conjunto de islotes tiene un patrimonio impresionante como la suma de las veces en las que algo, o todo, salió mal. Barcos que fueron sorprendidos por tormentas y no pudieron llegar al refugio, o los que casi llegando fueron llevados contra las rocas, a pique, o sufrían vías de agua que no pudieron superar. Ahora la ciencia aterriza de mano de los buzos arqueólogos, quienes levantan la piel del tiempo para recuperar toda la información que guarda a recaudo del lecho marino.

Fotogrametría para la posterior reconstrucción 3D del yacimiento / Foto Vasilis Mentogianis /Hellenic Ministry of Culture

Por todo eso el Fourni Underwater Survey se ha convertido en uno de los proyectos más singulares e interesantes de la arqueología subacuática. El paisaje del lecho marino lleno de ánforas y restos desperdigados desde los inicios de la navegación hasta la época moderna, pasando por restos de barcos medievales y postmedievales, ha sido investigado durante tres semanas el pasado mes de junio por los arqueólogos de la Ephorate of Underwater Antiquities/Ministerio Helénico de Cultura, en asociación con RPM bajo la codirección de George Koutsouflakis y Peter Campbell.

El jefe de conservación del equipo prepara con cuidado un ánfora de periodo clásico Chian para el tanque de estabilización // Foto Vasilis Mentogianis /Hellenic Ministry of Culture

En la primera campaña fueron hallados 22 pecios en septiembre de 2015, y 23 más en la segunda, en junio del año pasado. Los ocho hallados este año redondean la suma en 53, casi un récord mundial que nos hace soñar con una investigación similar en aguas asociadas con el comercio marítimo durante siglos, como el Golfo de Cádiz, por ejemplo, que sigue sin tener una investigación como merece. La arqueología española comienza a despertar pero está lejos de un nivel de acción como el que merece nuestro patrimonio. ¿Cuándo comenzaremos a conocer el lecho marino de las aguas españolas con tanto detalle y extensión?

 

Dos arqueólogos limpian varios elementos tomados como muestra de los yacimientos // Foto Vasilis Mentogianis /Hellenic Ministry of Culture

Uno de los rasgos de este proyecto en Grecia es el trabajo con los pescadores, sobre todo los de esponjas, que tienen un conocimiento envidiable del fondo marino en la zona y han ayudado a los arqueólogos a aprovechar el tiempo de campaña y lograr unos resultados espectaculares. El archipiélago está formado por 13 islotes y pequeñas islas entre Samos e Icaria, y como señalábamos más arriba, no esta asociado a asentamientos humanos de importancia o puertos de gran tráfico, sino que parece estar en un punto estratégico para las rutas de navegación a vela de la Antigüedad, una importancia mantenida a lo largo de los siglos.

Operaciones con el ROV desde el barco Hercules, de la RPM //Foto Vasilis Mentogianis /Hellenic Ministry of Culture

Las rutas que conectan el Mar Negro -parece un lugar apropiado para los barcos que entraban y salían del Ponto Euxino- así como el Egeo con Chipre y la costa del levante, Siria, Israel y Egipto, lo convirtieron en un paso casi obligado para muchos buques, y la prueba la tenemos en la cantidad de naufragios asociados: 53 en poco más de 25 kilómetros cuadrados, y contando.

En la campaña que acaba de concluir, los pecios más significativos son un cargamento de ánforas que viajaba desde Chíos y el barco romano de Iberia, ya señalado. Respecto a este último el arqueólogo Peter Campbell nos confirma que se trata de un barco de tamaño medio para la época. Iba cargado de ánforas tipo Dressel 28, producidas en diferentes hornos de la península. Según indica el codirector del proyecto no han sido detectados restos orgánicos en las ánforas, pero se supone que transportarían productos de pescado, salsas o salazones. El equipo está a la espera de análisis en laboratorio para comprobar si pueden detectarse más detalles o pequeños restos..

Vista del Hercules, durante la campaña // Foto Vasilis Mentogianis /Hellenic Ministry of Culture

También han sido halladas una gran cantidad de anclas de diferentes periodos, desde el arcaico hasta el Bizantino. Algunas de estas piezas son de piedra, pero las hay de plomo y de acero. Como es lógico las diferentes procedencias y la carga de los barcos -de la que se han tomado muestras- aportan pruebas sobre la intensidad y complejidad del comercio en diversas épocas, así como la amplitud de las zonas unidas por los comerciantes mediterráneos. También dejan registro de los avances tecnológicos asociados a los diferentes periodos.

En las pasadas campañas la atención estuvo puesta en la exploración de la extensión elegida a la busca de pecios. En este último año, el foco ha estado puesto en la documentación de lo encontrado a lo largo de tres años. Para ello se ha utilizado la última tecnología disponible, realizando fotogrametrías y modelados 3D de los pecios, utilizando tanto los datos de sonar multihaz y fotomosaicos realizados por los ROV manejados desde el buque de investigación de RPM, el Hercules. También se han recogido muestras relevantes para su análisis científico en laboratorio. Todos los resultados serán puestos a disposición de la comunidad científica a través de publicaciones, aunque las piezas extraídas formarán el arranque de la colección para un futuro museo local.

 

Los fondos para este proyecto han salido también de la Fundación Honor Frost, el Institute of Nautical Archaeology (INA), Explorers Club, donaciones privadas, el Ayuntamiento de Fourni Korseon, las Cámaras de Comercio de Fourni, Fourni Port Police, y Field Notes. La sonda multihaz pertenece a GBT Offshore. En 2018 está planeada una cuarta campaña, después de la que los equipos científicos decidirán la intervención concreta sobre alguno de los pecios más relevantes.

Modelo 3D de uno de los pecios romanos de Fourni, por Kotaro Yamafune
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Jesús García Calero el

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