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Un cazatesoros en la Universidad: Robert Sténuit homenajeado en la Universidad de Vigo

Un cazatesoros en la Universidad: Robert Sténuit homenajeado en la Universidad de Vigo
José María Lancho el

En un país asolado por el expolio, donde buena parte de su patrimonio histórico ha sido arrasado, destruido para siempre, cuya evidencia histórica en los fondos oceánicos tiende, a zancadas tecnológicas, al cero absoluto, no deja de ser sintomático que la “Universidad” de Vigo invite al cazatesoros Robert Sténuit a un homenaje para recordar sus viejos tiempos de bucatesoros de las profundidades en la Ría de Vigo. El evento que a mi entender recrea la calidez de una tarde de sábado en una taberna en la Isla de la Tortuga y con los honores de una universidad pública, insisto, es un síntoma de los problemas que con la cultura y desde la cultura mantenemos los españoles.

La Girona en un billete de 10 libras. Buque excavado por Stenuit y cuyo botín fue vendido por este al museo del Ulster en 1972

Fue el historiador y gran amigo del patrimonio, Yago Abilleira quien me previno de la feliz llegada del cazatesoros.Una oportunidad para entender nuestra universidad y cómo intelectualmente en mi patria se consigue razonadamente homenajear a uno de los “clásicos” del cazatesorismo.

El sr Sténuit ha definido siempre su posición ideológica en torno al patrimonio histórico sumergido, y lo ha hecho a lo largo de una de las más largas carreras vinculadas con la exploración de los fondos marinos: es legítimo el acceso comercial a los yacimientos arqueológicos submarinos. Y como culmina su libro “Tesoros y galeones hundidos”, en concreto con una cita de Conrad: ” Existe algo en un tesoro que se engancha y que se incrusta en el espíritu de un hombre (…) No hay forma de escapar de un tesoro cuando éste se ha incrustado en vuestro espíritu…”

Monumento a los Galeones de Rande, cuyos “tesoros” fueron una obsesión para Stenuit.

En ese sentido, fiel a su credo, y a pesar de su proverbial discreción, no ha dejado de estar vinculado de una forma o de otra, con el patrimonio histórico español.  Basta con remitirse a la simple retórica de los hechos, sólo unos pocos:

Sirvió en los años 90 a la empresa Marex Internacional, desde los propios archivos españoles (hay más cazatesoros que en Florida), para documentar e identificar a la víctima de otro expolio, en este caso un buque de Estado español del siglo XVIII: “El Cazador”.

http://www.nytimes.com/1993/12/19/us/1784-spanish-ship-is-found-in-gulf.html

MAREX es una empresa cazatesoros de éxito, que conoce bien el patrimonio histórico hispánico hundido en las proximidades de Estados Unidos, algunos ejemplos de estos señores: el galeón Nuestra Señora de las Maravillas en el Banco de Little Bahama; El Cazador, una fragata española que se hundió en 1784 aproximadamente a 50 millas al sur del delta del Mississippi, etc.

El Cazador fue un buque de Estado del Reino de España que naufragó camino de Luisiana con una cantidad muy importante de recursos monetarios imprescindibles para mantener la pujante economía de la colonia española y los intereses de la Corona en ese enorme territorio. El buque naufragó pero no acabaron allí sus desdichas y nadie impidió que los cazatesoros se hicieran legalmente con los restos del buque en un procedimiento judicial que  no terminó hasta 2008 (!), cuando ya llevábamos un año de litigio en Estados Unidos con Odyssey Marine. Asimismo, el caso de El Cazador se sucedió con posterioridad al reconocimiento judicial en favor de España de la inmunidad soberana de las fragatas Juno y Galga precisamente por ser buques de Estado. El caso de El Cazador fue una prueba del alcance y estado de nuestros asuntos legales en torno al patrimonio en Estados Unidos.

Imagen de los restos de El Cazador publicada en Ebay donde se venden monedas de ese buque

Desde luego, el sr Stenuit no criticó ni reprochó lo que se había hecho con su labor documental, ni por supuesto la actividad de saqueo de El Cazador. El expolio se pudo concluir, una vez más, a satisfacción de la industria cazatesoros de Florida (aunque el juicio se desarrolló en el Estado de Luisiana).

El cazatesoros belga ha sido colaborador, durante años, en su especialidad de pecios históricos, con la empresa francesa COMEX y su fundador y presidente durante muchos años: el sr. Delauze. Merece la pena  recordar que COMEX proporcionó a Odyssey Marine el buque Minibex (http://www.comex.fr/flottecomex.html) que tantos y buenos resultados dieron a Odyssey en aguas españolas durante mucho tiempo, al menos hasta que se produjo el saqueo de la Fragata Mercedes y hasta que la intervención de la Guardia Civil los sacó de aquí.

Como anécdota recordaré que GEOCEAN -una empresa creada y participada por COMEX-  intervino en las operaciones de recuperación de fuel en caso del Prestige, el cual también fue mencionado, más de una vez, por la representación legal de Odyssey en el caso penal en La Línea de la Concepción.

Hemos dado la espalda a los fondos marinos y eso ha propiciado que muchas industrias oportunistas, incluidos los cazatesoros, ocupen el espacio que nuestra ciencia, cultura e investigación debieran estar desarrollando ahora. Y esto seguirá sucediéndo y, cada vez con más frecuencia, mientras no se cumplan algunos compromisos legales y materiales. Uno de ellos el compromiso de dotar  a la Armada con un buque de intervención subacuática adecuado. El IEO hace los milagros que puede, con el Angeles Alvariño, el buque que jamás para, pero no es suficiente, en absoluto. Esta renuncia política a los fondos marinos, este suicidio estratégico, nos ha costado ya muchos cientos de millones de euros en costes directos pero muchísimos más en costes de oportunidad de todo tipo. Seguimos esperando que se destinen los poco más de 80 millones de euros con que está presupuestado, el problema ya lo sabemos, es que se trata de dinero invertido en ciencia, protección al patrimonio y salvar la amputación efectiva –que podemos definir de histórica- que supone carecer de capacidad de intervención en fondos marinos. Lo inteligente y lo imprescindible son siempre el problema.

Buque de intervención subacuática

No le negaré al sr Sténuit un amor por la historia pero su tipo de afecto el tiempo ha demostrado que es equivocado y  decididamente destructivo, que la visión comercial de los restos arqueológicos ha hecho que el patrimonio sumergido esté herido de muerte, que muchas páginas de la historia se hayan perdido para siempre. No negaré tampoco que la industria cazatesoros ha querido ver en Stenuit un referente, más allá de sí mismo, pero que él nunca ha rechazado, desgraciadamente, ese es una industria culpable de la destrucción de registros históricos enteros, muchas veces a cambio de un puñado de suvenires y especulaciones en bolsa. La industria cazatesoros ha arrebatado, para siempre, una parte importante de su derecho a la historia a las futuras generaciones.

Quiero creer que el rector y el decano de la facultad correspondiente de la Universidad de Vigo no tienen nada que ver y lamentan que este evento haya sucedido, en ese centro académico, porque la tibieza o ambigüedad con la industria cazatesoros por parte de un centro de conocimiento sólo puede entenderse como un caso de complicidad moral con la destrucción que a diario sufre el patrimonio hispánico en los fondos oceánicos de todo el mundo.

 

 

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