Hoy me gustaría abordar un tema que me preocupa y mucho. Un tema que tenemos que solucionar urgentemente: la mala educación y la violencia que algunas personas manifiestan en los estadios deportivos. ¿Somos realmente conscientes del mal ejemplo que damos a nuestros hijos con nuestra actitud y comportamiento en un acontecimiento deportivo? Creo que no nos damos cuenta de que los estamos “maleducando” cuando proferimos palabrotas e improperios de todo tipo delante de nuestros hijos…
Es un espectáculo lamentable asistir a un encuentro (de fútbol, por poner un ejemplo) y ver cómo un jugador rival o el árbitro se convierten en el blanco de insultos de un padre (o madre) que está sentado junto a su hijo viendo el partido: “hijo de p…”, “qué malo eres árbitro”, “me cago en tu p… madre”, etc.¿Qué aprende el niño?, ¿qué ejemplo le estamos dando? La única lección que “aprende” es todo un repertorio de tacos, insultos, palabrotas, etc. pero sobre todo una actitud: una actitud agresiva, violenta donde se olvida por completo la esencia del deporte y queda sustituida por una sola máxima “el fin justifica los medios”. Con el tiempo el niño no tardará en reproducir las mismas frases y expresiones de su progenitor: “mátalo”, “dale más fuerte”, “Cristiano muérete”, “árbitro hijo de p…”,etc. El problema se hace patente cuando de esta variedad de palabras groseras se pasa a hechos violentos que en ocasiones han ocurrido y han tenido como protagonistas a menores: lanzamiento de objetos al campo, agresión al vecino de grada, etc.
¿Y cuándo son los padres los que se enzarzan a puñetazos con aficionados del equipo rival delante de su hijo? Hace un tiempo un padre y su hijo fueron increpados en el estadio del Osasuna por aficionados radicales del club navarro tras intentar mostrar una bandera del Real Madrid. ¡ Qué lamentable espectáculo! Vergonzoso… (puedes ver el vídeo de tan lamentable suceso aquí).
En muchas ocasiones los verdaderos responsables de esta creciente violencia y agresividad en los estadios son los propios protagonistas: jugadores, entrenadores, presidentes, periodistas, etc. que imprudentemente caldean el ambiente previo a los partidos. Todavía recuerdo los lamentables espectáculos ofrecidos en recientes encuentros entre Barcelona y Real Madrid o Betis y Sevilla.
No podemos olvidar nunca que quien caldea el ambiente es responsable de lo que después suceda en el estadio y, como muy bien señala el psiquiatra Paulino Castells “el nivel de agresividad del público corre parejo al que se da entre los jugadores”.
Nunca me cansaré de repetir que estos futbolistas son ejemplo para millones de chavales que les siguen e idolatran. Por este motivo tienen una gran responsabilidad educativa. Por muy altas que tengan las pulsaciones se tienen que controlar pues si en algún momento insultan, escupen o agreden a un rival ¿qué imagen están transmitiendo a esos niños que les siguen con gran admiración?, ¿qué ocurrirá cuando uno de esos niños lo emule en un partido en el colegio?, ¿quién será responsable? Nunca deben olvidar que son el espejo donde se mira la juventud. Por tanto tienen una gran responsabilidad educativa que no siempre demuestran.
Siempre me gusta recordar una anécdota que cuenta mi maestro José Antonio Marina en sus conferencias. Habla de un artículo que escribió cuando Florentino Pérez dimitió como presidente del Real Madrid, por unas declaraciones suyas quejumbrosas que decían “sé que he malcriado a mis jugadores”. Su artículo decía “mire, que usted malcríe a sus jugadores me trae sin cuidado, lo malo es que usted ha malcriado a mis alumnos, porque al ser sus jugadores modelos de mis alumnos, les está perjudicando”.
¿Qué podemos hacer para intentar dar solución a este problema?
Paulino Castells en su recomendable libro “Tenemos que educar” aporta tres ideas interesantísimas que personalmente considero que tenemos que llevar urgentemente a la práctica si queremos dar solución a este problema:
1. Evitar las noticias que provoquen actitudes violentas caldeen los ánimos. Aquí tienen una gran responsabilidad esos medios de comunicación que se dedican a agitar tensiones y crispar el ambiente previo a un simple espectáculo deportivo.
2. Insistir en las medidas legislativas: restricciones del consumo de alcohol en el estadio y aledaños, exclusión de entrada a los violentos a los estadios, multas cuantiosas a los causantes de altercados, etc.
3. Promocionar programas de educación pública basados en las normas de convivencia ciudadana haciendo especial énfasis en la deportividad.