Ángel González Abad el 07 mar, 2017 Revolviendo papeles me encuentro con una revista de El Ruedo del 23 de marzo de 1965, unos días después de la muerte de Don Pedro Balañá Espinós, con un jugoso comentario titulado “Chopera ¿En Barcelona?”, en el que se dice que el fallecimiento del primer Balañá planeaba el problema de la continuidad en sus plazas. “A Pedro Balañá hijo le gusta más la actividad cinematográfica que la empresarial de toros. Dicen que prefiere atender su circuito de salas que las plazas de su empresa -gerencia que da muchísimo trabajo-, y que, por tanto esta en conversaciones…” Y continua El Ruedo: “El rumor dice más: que las conversaciones se mantienen con Chopera y que este regirá en breve las plazas barcelonesas”. Quizás si aquellas conversaciones hubieran fructificado, ahora estaríamos contando otra historia del toreo en Cataluña, quizás. De cualquier forma, apenas una década después, el hijo de Don Pedro dejó en manos de Manolo Cisneros todo el imperio taurino heredado, Sevilla incluida. Y es que quitarse de encima el imperio taurino que creó el abuelo, ha sido una constante de Pedro y Pedrito. ¿De qué podemos sorprendernos ahora si han decidido meter la llave de la Monumental en un cajón? Toros Tags BalañáBarcelonaChoperatoros Comentarios Ángel González Abad el 07 mar, 2017