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Blogs El talón de América por Carmen de Carlos

6, 7,8 La historia se repite con Beatriz Sarlo

Carmen de Carlos el

El programa estrella de la televisión pública argentina, 6,7,8 invitó, por primera vez en su corta historia, a un personaje crítico con el Gobierno. La noticia se convirtió en notición en cuanto la invitada comenzó a hablar.  Sola frente a siete tertulianos y un presentador que, como el resto, hace las veces de fiscal y juez, la señora no se amedrentó. Por el contrario, comenzó a repartir estopa. Salvo contadas excepciones, el desconcierto y balbuceo general entre los oficialistas se impuso.

La “invitada” a ese patíbulo, en el que se ha convertido la televisión estatal argentina, fue Beatriz Sarlo (Buenos Aires 1942), ensayista, guionista, profesora de literatura  y mente brillante donde las haya. Hace falta valor para aceptar ir a un programa cuyo formato equivale al de un linchamiento (8 contra 1, insisto). Sólo por eso, aunque Sarlo hubiera salido mal parada habría que aplaudirla. Sin embargo, la realidad fue otra. La escritora  apabulló con argumentos incontestables, puso en su sitio a una mesa que intentaba llevarla al rincón del ring y asestó golpes definitivos.

Sarlo criticó el “modus operandi” de la producción periodística, los informes interesadamente sesgados que preceden al linchamiento colectivo de 6,7,8 y la ausencia de fechas de los documentos presentados fuera de contexto. También señaló otras maniobras destinadas a servir a los fines del programa que se describe en FB como, “un espacio de reflexión” donde, “un panel de periodistas analiza, con inteligencia y humor, las coberturas mediáticas más relevantes”.

Por si fuera poco el esfuerzo de ejercer de frontón (8 contra una, repito), la invitada, pese al intento fallido de acoso, ironizó con la falta de ética del programa y dejó mudo a más de uno, incapaz de abrir la boca por tener “cola de paja” (el trasero sucio) o, sencillamente, por carecer de palabras e ideas. Beatriz Sarlo no es una “facha”. Tampoco fue -como algún ministro actual y periodista del “plantel”- cómplice de la dictadura militar argentina (1976-83) por trabajar en medios genuflexos al régimen que ahora censuran. La autora de “Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia” (1997), “Intelectuales, arte y video cultura en la Argentina” (2007) o el último, “La audacia y el cálculo. Néstor Kirchner 2003-2010”, padeció a las Juntas Militares en Argentina y no olvida ni perdona lo sucedido en esos años. Es decir, el oficialismo que responde al apellido Kirchner no puede poner en tela de juicio su espíritu e historial democrático.

El programa argentino en cuestión batió records en Twitter donde llegó a ser el quinto más mencionado en el mundo. Los comentarios de los argentinos en las redes y en la prensa fueron un torrente. Para los que simpatizan con el Gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner la emisión fue un éxito por, “el debate” enriquecedor. Para otros, como el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, Sarlo no se fue de rositas y recibió su dosis de humildad. No lo comparto pero es posible (eran 8 contra 1,no me canso de repetirlo).

Para los que no comulgan con las ruedas de molino del Gobierno, el KO de la profesora a sus ocho adversarios se convirtió en una fiesta con eco impresionante en los medios de comunicación y las redes sociales. La idea de “debate” implica, cuando menos, igualdad -aunque sea numérica- de condiciones. De ahí que la victoria de David, encarnada en Beatriz Sarlo, contra el Goliat de 6,7,8, desembocara en la creación de un hit musical, ring tone y hasta camisetas con la frase que cerró la boca a Barone, uno de los periodistas que demoniza Clarín pero olvida recordar que formó parte de su plantilla.

Después de esto, era previsible la venganza. En la siguiente emisión de 6,7,8 volvieron a  a las andadas. Los mudos recuperaron la voz, los atolondrados el equilibrio y el linchamiento contra Sarlo resurgió de sus cenizas. Ella, ya no estaba en el plató para defenderse.

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