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Blogs El talón de América por Carmen de Carlos

Cuando Bonafini perdió el juicio

Carmen de Carlos el

A las cinco de la tarde Hebe Pastor de Bonafini presidirá el primer juicio “ético y popular” contra periodistas. La señora, con dos hijos desaparecidos durante la dictadura (1976-83), será juez y verdugo de la prensa que no responde al Gobierno del matrimonio Kirchner.  

En la lista negra de los presuntos colaboracionistas con el último régimen militar, figura Magdalena Ruíz Guiñazú, miembro de la Conadep (Comisión Nacional para la Desaparición de Personas) que elaboró el informe que permitió sentar en el banquillo a las Juntas Militares. También un muerto, Bernardo Neudstad. Los afiches con las fotografías de los acusados han empapelado algunos muros de Buenos Aires al estilo de aquellos del lejano Oeste donde la leyenda “Se busca”, precede el rostro de un asesino peligroso.

La “vista” donde se levantará el patíbulo será en la histórica Plaza de Mayo. Allí comenzaron las rondas de las madres con pañuelos blancos como si fueran pañales para reclamar el paradero de sus hijos. La parodia de juicio goza del auspicio implícito del Gobierno. La Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner y su marido, Néstor Kirchner, tan sensibles a la condena de la prensa crítica no han dicho una palabra sobre el teatro tragicómico que esta tarde protagoniza su protegida, Hebe Pastor de Bonafini.

La titular de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo logró el respaldo de un par de periodistas, desconocidos para la mayoría de los argentinos, para seguir adelante con su particular proceso judicial pero no el de la asociación Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. A éstas las expulsó hace más de quince años de su organización por no pensar políticamente como ella.

Hebe, basta pronunciar su nombre para que en Argentina la identifiquen, cambió la cerradura de la sede, se quedó con el nombre de las Madres… y con todo lo que había de puertas adentro. Las otras mujeres, las primeras en poner la cara y el cuerpo frente a la Casa Rosada cuando los militares eran los amos de Argentina, se quedaron en la calle.

Bonafini, contraria a las exhumaciones, “adoptó” hace años a Sergio Schoklender, un parricida condenado por el asesinato de sus padres. Hoy es el apoderado de las Madres… Con la llegada de los Kirchner al poder la señora Bonafini logró convertirse en una agente inmobiliaria de enorme éxito. Los negocios le van muy bien gracias a las subvenciones y el manto protector del matrimonio Kirchner cuya fortuna, por cierto, empezó a crecer durante la dictadura militar (también ellos tienen archivo).

La asociación de Hebe dispone de frecuencia de radio (La voz de las madres); una pseudouniversidad (Universidad Popular de las Madres) y un espacio en la ex Escuela mecánica de la Armada, algo así como el Auswich argentino donde la señora, entre otras actividades, imparte clases de cocina y se queja de que en el Museo de la Memoria del complejo no hay fusiles Fal como los que utilizaban los guerrilleros que reivindica.

La memoria, término tan presente en las discusiones sobre derechos humanos aquí y allí, debe recordar todo si queremos tener un cuadro completo de situación. En el caso de Hebe de Bonafini, la víctima que hoy será verdugo, estas pinceladas dibujan un rostro menos amable del que se tiene en Europa de ella donde hasta hace poco también corría el dinero para financiarla (algún remanente debe quedar en el grifo generoso del viejo continente).

Hebe surgió de una tragedia como es la desaparición de sus hijos a manos del terrorismo de Estado de una dictadura. Si estos fueron guerrilleros, faceta que ahora ella defiende, o estudiantes indiferentes a la política, ni quita ni pone a la violación de la ley por parte de quien tiene la obligación de respetarla. Dicho y reconocido todo, Hebe de Bonafini no ha dedicado su vida a buscar los restos de sus seres queridos -está en contra de las exhumaciones, repito- lo que ha hecho es convertirse en portavoz, nunca desautorizada, de las Farc de Colombia, defensora a ultranza de Eta, alegre voz del terrorismo internacional que celebró la caída de las torres gemelas y juez de causas que pierde cuando ya estaban ganadas. Al final, lo que hoy va a hacer es, como los militares en la dictadura, perder el juicio.

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