“Asco” y “vómito” junto a “caspa” son los argumentos de Almudena Grandes hoy en El País para oponerse a la nueva ley del aborto:
“El viejo y pestilente aroma de la represión, la caspa polvorienta de la España nacionalcatólica (…) Qué asco. Qué ganas de vomitar sobre la herencia maldita de la patria inmortal a la que pertenece el señor ministro de Justicia”
El artículo se titula “Qué asco”, resumen escueto y contundente de las ideas aportadas por la autora. Parece una réplica de otros desahogos descontrolados, los de un participante en el debate del post anterior, el autobautizado como Ascototal, que también vomitaba sobre mi porque defendiera algunos logros de Rajoy.
Cuando el progresismo se pone a vomitar, conviene colocarse a cierta distancia, no vaya a ser que te salpiquen sus indigestiones. Pero hay que tomar nota de sus argumentos, para no incidir en ese error tan recurrente de una parte de la derecha, Gallardón con su interés en llamar “progresista” a la ley del aborto, de querer formar parte de un concepto, progresismo, que no sólo define a la izquierda y no a la derecha, sino que incluye vómitos, ascos y caspas, como los de Almudena Grandes o alguno que se nos cuela de vez en cuando en este blog.