Primero Cannes y después otros dos ayuntamientos franceses han prohibido el burkini, una prenda que el fundamentalismo islámico quiere extender ahora por los paÃses occidentales. Y que los paÃses occidentales debemos prohibir.
Pero no por las 3 razones dadas por el ayuntamiento de Cannes. No por secularismo, eso nos obligarÃa a impedir la exhibición de todos los sÃmbolos religiosos en los espacios públicos. Tampoco por higiene, eso también nos llevarÃa a varias decenas de prohibiciones. Ni siquiera por orden público, a pesar de los incidentes de estos últimos dÃas en Córcega, igualmente podrÃamos prohibir las discotecas o el alcohol, si fuera por eso.
Debemos impedir el uso del burkini en los paÃses libres porque atenta contra la libertad y la igualdad de las mujeres. Lo explico hoy en mi artÃculo de papel en ABC (más abajo), el burkini no es una mera vestimenta que las mujeres pueden elegir libremente como lo hacen quienes optan por el bikini. No, a diferencia de las mujeres que visten bikini, las musulmanas de familias fundamentalistas no tienen la libertad de elegir sino la imposición de vestir el burkini. Y la desigualdad de ser obligadas a tapar sus cuerpos mientras los hombres pueden mostrarlos.
Lo increÃble es que una buena parte del feminismo, el de izquierdas, siga con la habitual relativización de esta prenda por aquello de que serÃa una opción respetable de mujeres de otra religión y cultura. Como el bikini… Cuando es, como bien ha dicho el alcalde de Cannes, “el uniforme del fundamentalismo islámico”, y añado, el uniforme para mujeres que expresa públicamente su ausencia de libertad y de igualdad. Totalmente incompatible con los valores, libertades y derechos de los paÃses democráticos.
