Cándido Conde Pumpido y Juan Calparsoro
Cándido Conde Pumpido tiene un gran seguidor en Juan Calparsoro, Fiscal superior del País Vasco. También Calparsoro cree, al parecer, que los fiscales están para mancharse las togas de barro. Prometió generosidad a los etarras la semana pasada, y no, no fue un lapsus. Hoy vuelve a la carga con una entrevista de portada en El Correo y dos páginas en el interior. Un despliegue de barro en forma de mensajes a los etarras para lo que él llama “proceso de paz”.
Yo creía que los fiscales tenían el deber de defender la legalidad y los derechos de los ciudadanos frente a los delincuentes, y que lo suyo, lo de Calparsoro, es, en este caso, la obligación de vigilar que los delincuentes, o sea, los etarras, cumplan en efecto sus penas, que ningún delito quede sin condenar ni víctima alguna sin resarcir. Pero Calparsoro ofrece hoy una entrevista para decir cosas muy diferentes, de gran interés para los etarras y de mucha inquietud para las víctimas.
Por ejemplo, que “la desaparición de ETA sería clave para que los presos tuvieran una evaluación penitenciaria más favorable”, o la insistencia en que “el Parlamento puede cambiar las leyes”, hasta en tres respuestas y siempre en relación con beneficios para los etarras, o la afirmación de que “claro que hay márgenes, esto no es un corsé estricto”, también para referirse a los beneficios a etarras, o su recuerdo de que la Fiscalía ya se opuso en su día a la doctrina Parot. Y la guinda, la que lógicamente titula la entrevista: “Bienvenidos sean los verificadores” para “ayudar al proceso de paz”.
Se refiere a Brian Currin y compañía, es decir, a esos personajes oscuros contratados por Batasuna para defender los intereses etarras. ¿Cabe que el Fiscal superior del País Vasco sea un ignorante y no tenga ni idea de quiénes son los verificadores? Puede, pero más bien parece que, sabiéndolo, ha preferido manchar su toga con el barro de los caminos.
ETA