Yolanda Gómez el 25 sep, 2019 Se acerca la sentencia del procés, y la matraca de los mensajes victimistas del independentismo se multiplican, y armémonos de paciencia porque mucho me temo que como dicen en mi tierra, y «lo que te rondaré morena». Estos últimos días el victimismo ha sido a cuenta de la detención de varios miembros de los CDR, que según la Fiscalía «almacenaban material para elaborar explosivos y tenían planes avanzados para atentar en las próximas semanas». Pero en contra de toda lógica, esta noticia, que debería alegrar a cualquier persona de bien, sea de donde sea, porque, gracias a las Fuerzas de Seguridad del Estado, se ha evitado el dolor y quien sabe si la muerte de ciudadanos inocentes, al presidente de la Generalitat y a unos cuántos políticos independentistas más, les parece «una represión descarnada» del opresor Estado español. Quizás hubieran preferido que estos sujetos hubieran preparado los explosivos, los hubieran hecho estallar y hubieran cometido atentados, no sé qué hubieran argumentado entonces. Pero no es solo en el ámbito económico, en el ámbito político es exactamente lo mismo. Llevamos años oyendo eso de España nos roba, pero la tozudez de los datos nos dice otra cosa. Hoy hemos conocido que la financiación que el Estado español ha facilitado a las autonomías durante esta última década ha ahorrado más de 16.000 millones de euros a las comunidades, muchas de las cuáles no hubieran podido financiarse de otra manera, y hubieran quebrado. Y Cataluña, según este estudio de la Fundación Fedea, ha sido la más beneficiada con ahorros de más de 4.000 millones de euros en intereses. Recuerden aquellos bonos patrióticos, por los que la Generalitat llegó a pagar cerca del 5% a comienzos de la década y que al final tuvo que devolver con financiación estatal. Pero estas cifras no interesan mucho al independentismo, un independentismo que, dicho sea de paso, sale muy caro a los contribuyentes. Ayer el presidente Torra puso encima de la mesa una nueva subida del IRPF. Cataluña ya tiene los tipos máximos y mínimos de este impuesto más altos de España, pero el Govern quiere seguir exprimiendo a sus ciudadanos. Y uno se preguntaría por qué un residente en Barcelona cobre mucho o cobre poco tiene que pagar más IRPF que uno que vive en Madrid, teniendo los mismos o peores servicios. Y la respuesta es que las aventuras independentistas hay que pagarlas. No sé que más pruebas quieren los catalanes de que quien les roba no es precisamente el Estado español. Otros temas Comentarios Yolanda Gómez el 25 sep, 2019