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Blogs Crónicas de un nómada por Francisco López-Seivane

Los túneles de Gaza

Más sofisticados y letales que los de Vietnam

Los túneles de Gaza
Francisco López-Seivane el

La actual guerra de Gaza parece centrada en la ominosa red de túneles y trampas donde se ocultan los miembros de Hamás. Hace algún tiempo visité en Vietnam el complejo de túneles de Cu Chi, guiado por un veterano capitán del Vietcong que sobrevivió a las 500.000 toneladas de bombas y a otras tantas de napalm y diversos agentes químicos que fueron lanzadas sobre la región. Huyne Van Chiu tuvo suerte y no perdió más que un ojo y un brazo. 

El capitán Huyne Van Chiu escribe con la única mano que le queda.

Sobre mapas y diagramas, me explicó el complejo entramado de doscientos cincuenta kilómetros de gusaneras de 50 x 70 cm, plagadas de ingeniosas trampas letales, que llevaban a los guerrilleros, en un incesante zigzag, de un búnker a otro, de una aldea a otra, de una trinchera a otra, de la cocina al almacén de municiones…, y en este plan. El viejo capitán me retó a entrar en un angustioso pasadizo mal iluminado donde apenas se podía caminar en cuclillas. Salí unos cientos de metros más adelante con gran alivio. Entonces me dijo que eso era una especie de parque temático especialmente construido para los turistas. Ahí me engallé un poco y, con bastante reticencia, aceptó mostrarme uno de los túneles de verdad. 

Los mapas de los túneles de Voetcong eran otro laberinto, que sólo entendían los responsables de cada región

No hubo que ir muy lejos. Con el pie apartó unas hojas secas y levantó una trampilla oculta de no más de 50 x 40 cm. Es decir, lo justo para que entrara un perro. Brazos en alto, me hundí hasta tocar fondo, me acuclillé… y de pronto me vi enterrado vivo en la más absoluta oscuridad. Tuve que avanzar reptando como una serpiente y, aún así, me daba cogotazos al negociar cada esquina, ya que la maldita gusanera avanzaba en zigzag, y eso desorienta mucho. Pronto comenzaron a aparecer, a diestra y siniestra, nuevas galerías que sólo Dios sabe adonde llevarían. Pensé que lo más sensato sería volver, pero no había forma de dar la vuelta en aquella tumba, así que una creciente claustrofobia se fue apoderando de mí. ‘“Quién te habrá mandado meterte en ésta!”, me repetía constantemente mientras los murciélagos chocaban blandamente contra mi cuerpo como bolas de algodón. Cuando vislumbré una pequeña galería que parecía ascender escalonadamente, no lo dudé ni un instante. Gateé como un desesperado, empujé la trampilla que intuía sobre mi cabeza y quise salir tan rápido que olvidé sacar primero los brazos. Ahí me atoré con el torso fuera y las extremidades aprisionadas, así que no me quedó más remedio que recurrir al único brazo del capitán, que me desatascó con suma facilidad.

Nunca olvidaré este viaje subterráneo que me enfrentó a miedos y pesadillas que creía desterrados para siempre.

¿Cómo pudo una guerrilla de campesinos vencer al ejército más poderosos del mundo? El tema se estudiará durante años en todas las academias miliares, pero basta visitar los túneles de Cu Chi, a setenta kilómetros de Saigón, para entender sin más explicaciones el secreto del éxito vietnamita. La idea de crear una red de pasadizos subterráneos ya surgió en Vietnam contra los franceses. Entonces se excavaron cuarenta y ocho kilómetros y se adquirió una experiencia fundamental para el futuro. La tierra de esta región de frutales, regada por las aguas del río Saigón, es muy dura, seca y compacta, lo que permite horadarla sin que se produzcan desprendimientos. Durante la guerra contra los norteamericanos se construyó un intrincado laberinto de pasadizos inverosímiles, auténticas gusaneras que comunicaban una red de aldeas, bunkers y trincheras con más de diez mil salidas secretas, algunas bajo las aguas del río, utilizando un sistema de sifones en los terraplenes de la orilla.

Esta era la increíble entrada a los túneles ocultos bajo la hojarasca de la selva

Para combatir a ‘Charly’ (así llamaban los americanos a sus esquivos enemigos) en sus guaridas, el ejército americano llevó a la zona a la XXV división, formada por los soldados más pequeños que pudieron encontrar entre sus tropas. Inconscientes de lo que tenían bajo sus pies, instalaron la base encima de la gusanera. Así que desde la primera noche sufrieron sabotajes diarios, sin que llegaran a saber jamás de donde  provenían. Se me acaba el espacio y casi no he empezado, pero ¿quién puede vencer a un pueblo capaz de sepultarse como faquires y vivir años bajo tierra como si tal cosa? Las bombas americanas sólo destruyeron los campos, las aldeas y las vidas de muchas mujeres y niños inocentes. Los guerrilleros del Vietcong estaban enterrados. Ahora se entienden mejor las palabras de muchos veteranos americanos: “Sabíamos que Charly estaba por todas partes, pero no lo veíamos nunca”.

Veremos en qué termina lo de Gaza con las nuevas armas y estrategias de Israel, pero que nadie piense que lo de los túneles de Gaza es pan comido. Son mucho más sofisticados que los del Vietcong.

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