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Blogs Crónicas de un nómada por Francisco López-Seivane

Odessa, la ciudad más española de Ucrania, en el punto de mira de la Armada de Putin

Odessa, la ciudad más española de Ucrania, en el punto de mira de la Armada de Putin
Francisco López-Seivane el

Ya he escrito sobre Odessa en el pasado, pero Putin la ha puesto en el punto de mira de sus ambiciones imperiales y no queda más remedio que volver a ella. Enclavada en lo alto de una meseta sobre las aguas del Mar Negro, Odessa no era hasta hace un par de siglos mas que una formidable fortaleza natural que permitió a los turcos rechazar hasta en cuatro ocasiones el asalto de los temibles cosacos enviados por Catalina la Grande.

Quiso el destino que, tras años de asedios infructuosos, fuera un  español, José de Ribas, quien lograra finalmente tomar aquel bastión otomano al frente de las tropas imperiales rusas. El espigado barcelonés había llegado a San Petersburgo diez años atrás, con sólo 22, para enrolarse en la armada imperial en busca de gloria y aventuras. En ese tiempo logró alcanzar el grado de general y la zarina le confió el mando de sus tropas en una de las misiones más difíciles de la época: tomar la fortaleza de Jadzibei, hasta entonces inexpugnable. El 14 de septiembre de 1789 De Ribas lanzó su ataque con apoyo de los cosacos, esta vez al servicio de la emperatriz. La intensísima batalla duró solo 15 minutos. En ella murieron 200 turcos por sólo 5 soldados rusos. El bastión cayó y las tierras entre los ríos Dnieper y Dnister pasaron a formar parte del  imperio ruso, tal como refleja el Tratado de Jassy. Con ello, Catalina acababa de lograr el ansiado acceso de Rusia al Mar Negro.

Poco después, por mandato de la propia zarina, De Ribas inició el diseño y construcción de la ciudad más hermosa que se asoma a las aguas del Mar Negro. La esbelta figura del bravo general, inmortalizada en una estatua de bronce, preside hoy la calle más importante de la urbe, Deribasoskaya, parcialmente peatonal, donde se aglutinan las tiendas más elegantes, los mejores restaurantes y hierve la vida urbana. Muy cerca queda el teatro de la Ópera, uno de los edificios más destacados de la ciudad.

Estatua dl general De Ribas al final de la calle que lleva su mismo nombre/ Foto: F. López-Seivane

Odessa fue desde sus orígenes una ciudad imperial, no queda más remedio que reconocerlo, y en muchos de sus ciudadanos aún alienta cierto orgullo y añoranza por aquellos tiempos. Más tarde, sin embargo, la ciudad abrazaría ¡qué remedio! las feroces dictaduras comunistas que se sucedieron durante la época soviética. Baste recordar cómo sus exaltados ciudadanos bajaron atropelladamente los doscientos escalones que separan la ciudad del mar para recibir como héroes a la marinería amotinada del acorazado Potemkin, cuando el navío arribaba al puerto con toda la oficialidad imperial enchironada en la sentina. Como si fuera una venganza de aquellos hechos, la armada imperial de Putin aguarda ahora con impaciencia la orden de atacar la ciudad a sangre y fuego.

La famosa escalinata que desciendo al puerto. Foto: F. López-Seivane

Aunque Odesa es una ciudad ucraniana, tiene el alma rusa y rezuma por todos sus poros y rinconadas la historia del imperio, así como una notable falta de entusiasmo por lo que significó la Revolución. Sus estatuas lo revelan. Una de las más destacadas, naturalmente, es la de Catalina la Grande, que ocupa una rotonda completa de la calle Yekaterinskaya. Alrededor del pedestal, aparecen las estatuas de los cuatro ‘padres fundacionales’ de la ciudad, entre los que se encuentra José de Ribas. Justo al lado, se encuentra el que fuera el quiosco más famoso de Odesa. Regido por un judío, hacía las delicias de los ciudadanos durante los duros años de la represión soviética. Las tres publicaciones más importantes de aquel entonces eran Pravda (Verdad), Rusia Soviética y Labor (Trabajo). El quiosquero acostumbraba a vocear todas las mañanas: “No hay ninguna Verdad. La Rusia Soviética se ha acabado y ya no queda nada más que Trabajo por dos céntimos”. Su quiosco era un lugar de encuentro mítico, una especie de resistencia testimonial a los excesos del comunismo.

Monumento a Catalina a Grande, cerca del puerto. Alrededor del pedestal, las estatuas de los ‘padre fundacionales’ de Odesa/ Foto: F. López-Seivane

No podía faltar en la Odesa actual alguna referencia al gran poeta y pintor Taras Shevchenko, la máxima figura histórica de Ucrania y el único intelectual que ejerció de ucraniano en los largos años de la dominación rusa. Aunque nunca fue del agrado del zar por sus proclamas en defensa de la libertad y vivió muchos años exiliado en una base militar del Caspio, su figura goza en Ucrania de una estatura incomparable, así que el Parque más importante de la ciudad lleva su nombre. Si salimos con bien de ésta, cualquier día les contaré su fascinante historia.

El gran poeta y pintor Taras Shevchenko, orgullo de Ucrania

Por otra parte, la hermosa balconada que se asoma al mar, el Bulevar Primorski, el más elegante paseo de la ciudad, está presidido por un gran busto de Pushkin, máximo referente de las letras rusas y creador del lenguaje ruso moderno. El ilustre poeta sólo vivió unos meses exiliado en Odessa -por supuesto, en contra de su voluntad-, pero terminaría, como Unamuno en Fuerteventura, enamorándose de la ciudad.

Un busto de Pushkin preside el bulevar Primorski, la gran balconada ajardinada sobre el mar/ Foto: F. López-Seivane

Durante los años del comunismo, Odesa era una ciudad apacible y provinciana, pero con la desmembración de la URSS y la independencia de Ucrania, pasó a ser el puerto más importante del Mar Negro y todos los bajos de los edificios se llenaron paulatinamente de tiendas, bancos, cafeterías, terrazas, restaurantes, empresas… Ahora es una ciudad cosmopolita que en casi nada se distingue de cualquier ciudad mediterránea de alta calidad de vida. Nada tiene que ver con Donetsk o las otras urbes rusófonas que se levantaron contra Kiev.La principal diferencia es que las ciudades del Donbás se identifican con la Rusia ‘putinesca’, mientras Odessa conecta más con la Rusia imperial. Putin, un hombre que no conoció otra universidad que las cloacas de la KGB, anhela ahora reconstruir la gran Rusia de los zares y tiene sus ojos puestos en la reconquista de la Perla del Mar Negro. Mucho me temo que pronto nos llegarán noticias muy tristes de la ciudad más española de Ucrania.

 

 

 

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