Alrededor de 7 de cada 10 personas que acuden a un psicólogo cognitivo conductual consiguen manejar con éxito los síntomas de la fobia social en unos seis meses. Y los resultados se mantienen a largo plazo, como corrobora el seguimiento, porque la terapia incluye el aprendizaje de estrategias para manejar los problemas de ansiedad que acompañan a la fobia social.
Son las conclusiones de un artículo de Francisco Ballesteros y Francisco J. Labrador, del último número de la revista “Clínica y Salud”, publicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid indexada en el prestigioso Journal of Citations Reports. Los autores analizan la eficacia de los tratamientos utilizados para abordar este problema.
Al menos una de cada diez personas experimentará a lo largo de su vida fobia social, o lo que es lo mismo, experimentarán ansiedad al enfrentarse a situaciones sociales o actuaciones en público por temor a que resulten embarazosas, hacer el ridículo, no saber cómo comportarse o qué decir.
Este trastorno se inicia en muchos casos en la infancia o la adolescencia. Tener miedo a ser preguntado en clase, a pesar de saber las respuestas, porque genera nerviosismo o incluso taquicardia, es uno de los síntomas que pueden experimentar los más pequeños. Con el comienzo de la vida laboral, las reuniones con los superiores o compañeros, o situaciones más distendidas, como un almuerzo con los colegas de trabajo o estudios, delatan la existencia de esta patología. Otro síntoma común es el miedo a ser juzgado.
Incluso pensar en estas situaciones puede aumentar la activación fisiológica: frecuencia cardíaca y sudoración. Sensaciones que empeoran a medida que se acerca el momento de afrontar esos compromisos. Estas situaciones que a la mayoría de la gente no le suelen preocupar, pueden quitar el sueño o el apetito a quienes padecen fobia social.
En muchos casos, quienes padecen fobia social no buscan ayuda profesional o dejan pasar mucho tiempo antes de hacerlo, lo que agrava el problema, que cada vez va limitando más su asistencia a actos sociales e interfiriendo con su vida laboral y familiar.
La terapia más eficaz
Exposición a las situaciones temidas, con la guía del terapeuta; la terapia cognitiva combinada con componentes conductuales, para eliminar ideas irracionales respecto a las situaciones sociales, junto con técnicas de relajación y el entrenamiento en habilidades sociales, preferentemente combinadas, son, según las conclusiones del artículo, las herramientas terapéuticas que mejor ayudan a manejar la fobia social, un trastorno que puede llegar a limitar de forma importante la vida de las personas que la padecen, si no se actúa para corregirla.
Alrededor de 7 de cada 10 personas que acuden a un profesional acreditado consiguen manejar con éxito los síntomas de la fobia social, después de 24 sesiones (unos seis meses). Y estos resultados se mantienen a largo plazo, como corrobora el seguimiento, porque la terapia incluye el aprendizaje de estrategias para manejar los problemas de ansiedad que acompañan a la fobia social, frente a lo que ocurre con el tratamiento farmacológico, que lleva implícito el riesgo de que el paciente no sepa manejar los primeros síntomas de ansiedad después del abandono de la medicación, aumentando la probabilidad de recaída.
En general, en los pacientes que abandonan la terapia, la falta de éxito puede achacarse, según el estudio, al menor uso de todas las técnicas en comparación con los pacientes que completaron la terapia. Además, la diferencia en el tiempo invertido de media en cada técnica, es decir el empeño puesto, es significativamente mayor en el grupo que finaliza el tratamiento con éxito. Entre los pacientes que lograron el alta, las cinco técnicas más utilizadas son la psicoeducación, el control de la activación, la exposición a las situaciones temidas, y la reestructuración cognitiva para combatir los pensamientos que generan la ansiedad.
En el estudio se incluyeron 51 pacientes de la Clínica Universitaria de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (CUP), un centro sanitario de la Comunidad de Madrid que desde 1998 presta asistencia psicológica a todo tipo de pacientes que no requieran hospitalización. La edad media de los pacientes era de alrededor de 30 años, de los cuales mujeres el 60% eran mujeres. El 78.4% de los participantes en este estudio eran solteros. El 64.7% de ellos, estudiantes, un 50% de ellos con estudios universitarios.
De los 51 participantes, la mitad tomaban antidepresivos al inicio del tratamiento y el 10% ansiolíticos. Después del tratamiento la reducción de la ingesta de fármacos entre las personas que acabaron la terapia se redujo al 3%.
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