Un equipo liderado por el Nobel Kandel demostró que la dificultad para recordar al envejecer no se relaciona con la enfermedad de Alzheimer y es reversible en ratones
Un equipo de investigadores de la Universidad de Columbia ha descubierto la principal molécula implicada en la pérdida de memoria asociada a la edad, que además permite confirmar de manera “irrefutable” que este declive asociado a los años no está relacionado con la enfermedad de Alzheimer, como asegura el Nobel Erik Kandel, que lidera la investigación y que fue laureado en 2000 por sus descubrimientos sobre la memoria en el caracol marino Aplysia. El estudio se publicó en Science Translational Medicine.
Este tranquilizador hallazgo se ha llevado a cabo estudiando muestras de cerebro humano procedentes de un banco de tejido de ocho personas sanas con edades comprendidas entre los 33 y los 88 años. En el análisis encontraron 17 genes candidatos que podían estar relacionados con la pérdida de memoria. Aunque los cambios más significativos asociados con la edad se producían en la proteína RbAp48, localizada específicamente el giro dentado, una región con forma de boomerang que forma parte del hipocampo, la estructura relacionada con el aprendizaje y la memoria. Esta proteína se reducía a la mitad en las muestras de cerebros pertenecientes a los pacientes de mayor edad.
Prometedoras expectativas
Según explica el primer autor del trabajo, Elias Pavlopoulus, se plantearon que si esta proteína era determinante en la pérdida de memoria a medida que envejecemos, como parecía por su reducción en el tiempo, y la inactivaban en ratones jóvenes, estos se volverían olvidadizos. Y así ocurrió. Pero lo más asombroso, asegura Pavlopoulus, fue que al incrementar la proteína en el cerebro de ratones añosos, estos recuperaron su memoria que empezó a funcionar al mismo nivel que en los ratones más jóvenes. Lo que constituye una prueba de que podría ser reversible con el tratamiento adecuado, y abre prometedoras expectativas en la localización de dianas terapéuticas que puedan combatir la disminución de la memoria con el paso de los años.
El estudio fue diseñado específicamente para buscar evidencias moleculares directas de que los olvidos asociados a la edad no están relacionados con el desarrollo de la enfermedad de Alzhéimer. Se sabía de antemano que la pérdida de memoria al envejecer afectaba a al giro dentado, mientras que la enfermedad de Alzheimer afecta a la corteza entorrinal, una estructura cercana al hipocampo pero diferente.
“El hecho de que hayamos sido capaces de revertir la pérdida de memoria asociada a la edad en ratones es muy alentador”, destaca Kandel. “Por supuesto es posible que otros cambios en el giro dentado contribuyan a esta pérdida, pero como mínimo nuestro trabajo demuestra que esta proteína es el principal factor implicado y que se debe a un cambio funcional en algún tipo de neuronas. Y a diferencia de lo que ocurre en el Alzheimer no hay una pérdida significativa de neuronas”, aclara.
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