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Blogs Cosas del cerebro por Pilar Quijada

“Nos faltan conocimientos sobre el cerebro para vencer las enfermedades neurodegenerativas”

“Nos faltan conocimientos sobre el cerebro para vencer las enfermedades neurodegenerativas”
Pilar Quijada el

Los próximos días 25 a 27 de septiembre tendrá lugar en Oviedo el 15 Congreso de la Sociedad Española de Neurociencias. Juan Lerma, director del Instituto de Neurociencias de Alicante CSIC-UMH, es su actual presidente. El congreso, explica, está marcado también por la crisis. Del millar de neurocientíficos con que cuenta la Sociedad sólo unos 600 se darán cita en el hotel Reconquista: “Este es un año muy difícil porque los laboratorios tienen poco dinero, la distribución de la primera anualidad de los proyectos de investigación se ha retrasado mucho, y la gente está muy asustada y tratan de preservar el dinero al máximo”.

-¿Con la crisis, nos estamos quedando atrás en neurociencia respecto a países como Francia, Reino Unido o Alemania?

El problema es que sin financiación te quedas atrás. En Alemania en los últimos años se han incrementado los presupuestos en investigación en un 70%, mientras que en España han decrecido en un 40%. No hay más que ver cómo va cada país. En unos cuantos años Alemania serán una potencia absoluta y a nosotros nos costará mucho remontar. El día 26 tendremos en el congreso una mesa redonda sobre el “Estado de la neurociencia española”, para analizar la situación española de la neurociencia básica, clínica y en la industria, con representantes de los tres sectores. De ese análisis y su discusión, pretendemos sacar una especie de guía para ayudar a quienes toman las decisiones en política científica en neurociencia.

-¿Uno de sus objetivos durante su presidencia de la Sociedad Española de Neurociencia era hacer más visible la neurociencia en la sociedad, ¿se ha cumplido?

-2012 fue el año de la neurociencia en España y se organizaron actividades a las que asistieron entre 10.000 y 20.000 personas. En Alicante hicimos una feria y montamos un laboratorio en el puerto por el que pasaron 3.000 niños. Actividades como estas se hicieron en toda España y la gente pudo participar y hablar de neurociencia. También nos preocupamos de escribir cosas en los periódicos. Creo que hemos logrado tener una mayor presencia por un comentario que me hicieron: ¿Qué pasa con los neurocientíficos que estáis todos los días en la televisión?

-¿Están de moda los neurocientíficos?

-La neurociencia ahora mismo está en camino de convertirse en algo sustancial y crítico para la sociedad. La razón es que entender el cerebro es la última frontera, el reto al que se enfrenta el ser humano y el más difícil. De cualquier órgano del cuerpo, incluido el sistema inmune, uno de los últimos descubiertos, sabemos más que del sistema nervioso, que es fundamental para la vida física y anímica. Sin cerebro no hay alma. Y quien crea en el alma tiene que buscarla en el cerebro.

-¿Ya que habla del alma, cree que estamos “programados” para creer?

-El cerebro, tal vez como mecanismo de defensa, tiende a creer en cosas que le dan referencias porque nos hacen sentir mejor y más confiados. Una persona que no sabe qué va a pasar y tiene un sistema de confianza, ya sea Dios u otra creencia, se siente más seguro.

-¿Hay alguna molécula en el cerebro responsable de ello?

-Sin duda es la dopamina. Es capaz de generar fe. La fe, que no es otra cosa que confiar en algo, puede generar liberación de dopamina en algunos centros cerebrales y generar bienestar. Tener fe es confiar, sin entrar en la parte religiosa del concepto. Uno puede tener fe en sus amigos, en sus padres o en su pareja, y el cerebro se siente mejor. Y al contrario, uno se siente muy mal en un medio hostil en el que no confías en nadie. ¿Por qué uno tiene fe? Porque tenerla produce un beneficio, y eso significa que hay circuitos que se activan y probablemente sean dopaminérgicos.

-¿Y para sentirnos bien, estamos también programados?

-El cerebro es un órgano propenso a la adicción, porque está programado para buscar placer y hacer al individuo feliz. La propia naturaleza ha utilizado el sentimiento de placer para dos cosas fundamentales. La supervivencia, comer da placer, y la perpetuidad, el sexo proporciona placer. Las drogas utilizan esos mismos circuitos del placer y para hacer que te “cuelgues de ellas”. Igual ocurre con chocolate o el bingo.

-¿Cómo estamos en la lucha contra las enfermedades neurodegenerativas? ¿Se invierte lo suficiente para vencerlas?

-En esta lucha, cuanto más esfuerzo se ponga menos tiempo hará falta para lograrlo. Pero sólo se solventa un problema con dinero y esfuerzo si están las bases para ello. Y en las neurodegenerativas aún un no tenemos el conocimiento suficiente sobre el funcionamiento del cerebro. Hace falta mucho más esfuerzo en la base para generar dianas terapéuticas y conocer mecanismos que se puedan atacar.

-Sin embargo, los avances sobre el cerebro se multiplican, casi todas las semanas hay alguna noticia…

Esto pone de manifiesto lo que decíamos al principio, que la neurociencia está de moda. Las noticias en torno al cerebro despierta gran interés. Porque te afecta en lo más íntimo. Hablar sobre el sueño, la memoria o sobre  cómo mejorar el aprendizaje parece apasionante y lo es. La neurociencia avanza ladrillo a ladrillo, pero cuando tomas perspectiva te das cuenta de que has puesto los cimientos, pero faltan aún muchas cosas. Somos lo que nuestro cerebro es. Piensa y toma decisiones y el cuerpo las lleva a cabo. Y el cuerpo en manos del cerebro no es más que una marioneta.

-¿Qué descubrimientos recientes destacaría en neurociencia?

Lograr la tridimensionalidad ha sido uno de los grandes avances en estos años. Al estudiar la anatomía tienes que hacer cortes, que se convierten en 2D y después, para reproducir el tercer eje, utilizar ordenadores muy potentes. Ahora, hay una técnica llamada “clarity” que te permite tomar un cerebro de ratón y, sin partirlo ni seccionarlo, ver cómo está organizado tridimensionalmente [porque se hace transparente]. Y esto en combinación con diversos mecanismos genéticos y moleculares permite estudiar cómo se organizan los sistemas en tres dimensiones sin necesidad de imaginarlo, algo que Cajal lograba hacer muy bien [imaginarlo]. Y los minicerebros obtenidos recientemente en el laboratorio a partir células madre han logrado esa tridimensionalidad también.

La optogenética es otro de los grandes avances tremendos, porque ha resuelto el problema de la estimulación cerebral, menos selectiva. Permite, por medio de la luz, determinar qué neuronas se activarán. Ha abierto una ventana tremenda.

-Ambas técnicas de son del psiquiatra y neurocientífico Karl Diesseroth. ¿Es un premio Nobel en ciernes?

Sí. Pero aún han de pasar varios años. Ha de haber primero una aplicación de esa tecnología en humanos y eso es posible, pero no es de un día para otro. Hay otro Nobel bastante cantado a otros dos neurocientíficos, Richard Scheller y Thomas Sudhof, relacionado con  los mecanismos moleculares por los que las células nerviosas se comunican a través de neurotransmisores. Les acaban de dar prestigioso premio Lasker, que en el 80% de los casos es la antesala del Nobel.

 

Juan Lerma, director del Instituto de Neurocienvias de Alicante y actual presidente de la SENC
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