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Cacao frente al deterioro cognitivo

Cacao frente al deterioro cognitivo
Pilar Quijada el

En los albores del siglo XVI, decía Hernán Cortés del cacao que “se trata por moneda en toda la tierra y con ella se compran todas las cosas necesarias”. Incluso la salud, habría que apuntarle medio milenio después. Y en especial la del cerebro, sometido a la tiranía del alzhéimer, que se empeña en borrarle su disco duro poco a poco, para aniquilar los recuerdos de toda una vida.

La historia reciente de este alimento de los dioses, como se le denomina, es esperanzadora. En su composición interviene un flavonol con acción antioxidante, la epicatequina, que ha demostrado su eficacia para revertir las pérdidas de memoria asociadas a la edad.

A la estela de estos esperanzadores datos, el año pasado, la revista Nature Neuroscience publicaba un artículo en el que Scott A.Small, director del Centro para Estudio de la Enfermedad de Alzheimer, probó con su equipo una dieta rica en epicatequina (900 miligramos al día) durante tres meses en 37 voluntarios sanos con edades comprendidas entre 50 y 69 años. El ensayo, doble ciego, mostró una mejoría notable en la cognición equivalente a un rejuvenecimiento de 30 años.

La idea surgió de un trabajo anterior en el que Scott participaba y que lideró el prestigioso neurocientífico  Eric Kandel, galardonado en el año 2000 con el premio Nobel precisamente por sus estudios sobre la memoria. Entonces encontraron una molécula implicada en la pérdida de memoria asociada a la edad, que además permitía confirmar de manera “irrefutable” que esos despistes frecuentes con el paso de los años no están relacionados con la enfermedad de Alzheimer, aseguraba el Nobel.

Con sus investigaciones lograron la primera evidencia directa de que el declive de la memoria asociado a la edad se debe a cambios en una región especifica del cerebro (el giro dentado del hipocampo) y, lo que es más interesante, que este deterioro puede revertirse con una intervención dietética. Sin embargo, como no hay nada perfecto, los investigadores advertían entonces que no es posible obtener 900 miligramos del flavonoide epicatequina comiendo chocolate. En primer lugar, porque los procesos de fabricación, como el tostado y el tratamiento con álcali para quitarle el sabor amargo al cacao, hacen que se pierda hasta el 90% de este beneficioso compuesto. Y, más importante aún, porque la dosis de chocolate diaria necesaria para obtener tal cantidad de epicatequina sería perjudicial para la salud.

Pero, Scott, en declaraciones a ABC, no descartaba que en unos años pudiéramos encontrar en la farmacia suplementos de flavonoides, igual que ya ocurre con los ácidos grasos omega-3. “Supongo que a la vista de nuestros resultados sería factible. O tal vez sea interesante diseñar una dieta alta en flavonoides”. Y parece que esta predicción está cada vez más cerca.

Y es que, esa acción beneficiosa del cacao parece que no se limita a proteger contra las pérdidas normales de memoria. De ahí que otro prestigioso investigador, Giulio Maria Pasinetti, de la Facultad de Medicina de Monte Sinaí, haya liderado otro trabajo titulado: “Recomendaciones para el desarrollo de nuevas formas razas de cacao y procesamiento de extracto de cacao para la prevención de la enfermedad de Alzheimer “, recogido en el “Journal of Alzheimer’s Disease“.

Esta investigación sugiere que “una fuerte evidencia científica apoya el creciente interés en el desarrollo de extracto de cacao, y potencialmente ciertas preparaciones de chocolate en la dieta, como una fuente natural para mantener y promover la salud del cerebro, y en particular a prevenir enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la edad como el alzhéimer, la forma más común de demencia relacionada con la edad que se detecta cada año en 40.000 personas en nuestro país.

Pasinetti, que cuenta entre sus muchos galardones con el de la Fundación Reina Sofía, concedido en 2007 por sus investigaciones sobre Alzhéimer, sugiere, igual que otros investigadores, que ciertas preparaciones de extracto de cacao pueden prevenir o posiblemente retrasar la enfermedad de Alzheimer en modelos animales, en parte por la inhibición de la generación de las proteínas β-amiloide (Aß ) y tau, características de esta patología, y también porque promueve su eliminación una vez formados los agregados, a través de mecanismos mediados por los polifenoles.

Los polifenoles del cacao podrían jugar un papel crítico en la prevención de la acumulación anormal de agregados de proteínas tóxicas en el cerebro que evitaría la pérdida de sinapsis, fundamentales para la comunicación entre las neuronas. Estudios clínicos como el comentado apoyan esta sospecha al confirmar el potencial papel beneficioso de ciertos extractos de cacao en retrasar el envejecimiento cognitivo. Y la acción neuroprotectora de los polifenoles del cacao en la prevención de la pérdida de sinapsis podrían proporcionar una estrategia viable e importante para preservar la función cognitiva y, de ese modo, proteger contra la aparición y progresión de la enfermedad de Alzheimer.

Pasinetti resalta la necesidad de esfuerzos de colaboración multidisciplinarios relacionados con los productores de cacao, mayoristas, y la comunidad biomédica “si queremos tener éxito en el desarrollo de extractos de cacao beneficiosos para la salud”. Por ejemplo, todavía hay importantes cuestiones relacionadas con la oferta mundial decreciente de cacao y la falta de consistencia y la reproducibilidad del procesamiento de extracto de cacao, que debe abordarse con cuidado para que mantenga todas sus propiedades.

Los cambios en el crecimiento, condiciones climáticas y enfermedades de las plantas de cacao están disminuyendo el suministro de este posible remedio. Para evitarlo, se hace necesario el “diseño” de nuevas razas de cacao más resistentes a las enfermedades. Por otra parte, se sabe relativamente poco acerca de cómo el procesamiento puede influir en el efecto biológico de los extractos de cacao. La evidencia sugiere que ciertos procedimientos pueden variar su contenido en polifenoles y, en última instancia, en su actividad biológica. Curiosamente, dos de las técnicas de procesamiento más comunes para el chocolate que consumimos han dan lugar a pérdidas cercanas al 90% de los polifenoles en el cacao, en los que se basa su actividad neuroprotectora.

 

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