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Una oportunidad perdida (y 5)

Emilio de Miguel Calabia el

Resumiendo, ¿cómo perdió EEUU la inmensa ventaja con la que contaba en 1990? ¿Cuáles fueron las malas decisiones que le llevaron a desperdiciar la oportunidad que puso en sus manos el final de la Guerra Fría? En mi opinión las malas decisiones fueron:

1) No prestar debida atención al auge de China y dar por hecho que a medida que se enriqueciese, se iría democratizando y que estaría más que dispuesta a unirse como socia en el orden liberal anglosajón. No recuerdo dónde leí a alguien que hizo el siguiente comentario: ¿Por qué debíamos asumir que una nacion grande y orgullosa como China querría integrarse como un socio de segunda en el orden norteamericano? ¿No era mucho más lógico pensar, como ha ocurrido, que China buscaría crear su propio orden?

2) No haber integrado a Rusia en Occidente cuando hubo la oportunidad y haberla tratado como a una potencia venida a menos, algo que vejó increíblemente a los rusos y a la postre acabó empujándoles a los brazos de China.

3) Haberse metido alegremente en dos guerras,- Afganistán e Iraq-, que han sido larguísimas y costosísimas y no han producido los resultados que se esperaban. En ambos casos EEUU pecó de exceso de confianza y minusvaloró todos los análisis que decían que la posguerra sería muy difícil.

4) Haber descuidado el multilateralismo. Los foros multilaterales siguen teniendo mucha importancia en las relaciones internacionales. Si los desprecias, otro vendrá que ocupará tu sitio. En los últimos quince años la influencia de China ha crecido enormemente en el sistema de NNUU: el Director de la FAO es chino; una china dirigió la OMS entre 2007 y 2017 y su sustituto de nacionalidad etíope se mostró proclive a defender los intereses de China en la organización; desde 2007 la Vicesecretaría General del Departamento de Asuntos Sociales y Económicos de NNUU ha estado dirigida por un diplomático chino, lo que ha permitido a China reformular los programas de desarrollo de NNUU de acuerdo a sus intereses… Más allá de los méritos intrínsecos que haya hecho China para conseguir esta posición, hay que mencionar los deméritos de EEUU.

5) No haber advertido que la burbuja punto.com era una señal de que el modelo económico neoliberal y la desregulación no eran las panaceas que decían. Se desaprovechó esa oportunidad para arreglar el sistema y el resultado fue que a los pocos años vino una crisis inmensa que dañó la imagen internacional de EEUU, puso en cuestión el modelo del Consenso de Washington y la globalización y creó el caldo de cultivo para el populismo que llevaría en 2016 a Trump a la Casa Blanca.

El punto de inflexión fue la Administración de W. Bush. Ése fue el momento en el que EEUU tomó un derrotero que le hizo echar por la borda muchas de las ventajas que había tenido hasta ese momento. Obama trató de enderezar la situación. Luego vinieron los cuatro años indescriptibles de Trump. Ahora es el turno de que Biden demuestre si se puede enderezar el rumbo que se torció en 2000.

Mientras escribía esta entrada, me he dado cuenta de que podía escribir sobre la política exterior norteamericana con las mismas categorías que si hubiese escrito sobre la política exterior de la España de los Austrias. Las realidades del poder y de las relaciones entre las potencias no han cambiado mucho en los últimos 5.000 años. Para mí, sólo ha habido un cambio cualitativo: la aparición de las armas nucleares y de armas convencionales muy costosas y destructivas que han hecho que la guerra entre iguales como herramienta de política exterior haya dejado de ser una posibilidad. Con este punto de partida, algunas ideas que se me han ido ocurriendo mientras escribía la entrada:

1) Las personas influyen, y mucho, sobre la política exterior. ¿Qué hubiera ocurrido si el Duque de Lerma hubiera seguido siendo el valido del Rey cuando expiró la Tregua de los Doce Años con los holandeses? Nunca lo sabremos, pero es posible que con su carácter más cauto y menos belicoso, su respuesta hubiera sido más positiva que la del Conde-Duque de Olivares. Igualmente, si Al Gore hubiera sido el Presidente de EEUU el 11 de septiembre de 2001, la reacción norteamericana habría sido muy distinta y probablemente no habría incluido la invasión de Iraq.

2) Las relaciones de poder definen las relaciones entre las potencias, pero ejercer la hegemonía no significa apoyarse únicamente en el poder. La ideología es importante. Una gran potencia tiene que ser capaz también de seducir. Es lo que Joseph Nye denominó “el poder blando”. La ideología detrás de la política exterior de la España de los Austrias era el catolicismo romano. Para el Imperio británico era la superioridad de la civilización del hombre blanco, sobre todo en su versión anglosajona. Para EEUU, es la defensa de la democracia y las libertades y del libre mercado.

En el período que he examinado, hubo dos presidentes que se apartaron de la manera en que EEUU había ejecutado tradicionalmente el aspecto ideológico de su política exterior. El primero fue Bush, al pensar en Iraq que el modelo democrático podía imponerse enviando a los marines. La democracia es algo que sólo puede venir de dentro de la sociedad; su imposición desde fuera es una invitación al desastre, como se ha visto. El otro fue Donald Trump, que intentó llevar a cabo una política exterior pragmática y de barrer para casa (otra cosa es que lo consiguiera) y pasó al asiento de atrás del coche la tradicional defensa norteamericana de unos principios y valores.

3) El historiador italiano Carlo Cipolla en “El declive económico de los imperios” decía que en la base de la decadencia de los imperios siempre está la sobreextensión. Llega un momento en que los imperios definen sus intereses de manera tal que todo es importante y todo merece ser defendido a ultranza. Esto lleva a un derroche de recursos en causas que, a la postre, tampoco eran tal vitales. Se produce un caso de rendimientos negativos: se invierte más en la causa que lo que se sacará en caso de triunfar.

Pensemos en la España de finales del reinado de Felipe II: estaba tratando de aplastar la rebelión de Flandes, protegiendo sus posesiones del Caribe de los ataques de los piratas ingleses, defendiéndose en el Mediterráneo Occidental de los ataques de los piratas berberiscos, mientras mantenía los enclaves españoles en el norte de África, conteniendo a los turcos en el Mediterráneo Oriental, defendiendo Filipinas de los ataques de los piratas chinos… ¿no parecen demasiados compromisos? Algo parecido le ocurrió a EEUU con las guerras de Afganistán e Iraq, muy costosas y nefastas para su imagen.

Lo bueno de la Historia es que no tiene por qué repetirse. Siempre puede aprenderse de los errores de los que nos precedieron. Continuaré esta entrada dentro de cuatro años, si Dios quiere.

 

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