
Carsten Holbrad, en “Middle Powers in International Politics”, comparó la posición de México y Brasil. Debido a que Brasil está más alejado de Estados Unidos, goza de una libertad de acción que México no tiene. Si miramos a Corea del Sur y Japón, dirÃamos que no están tan cerca de China como México lo está de Estados Unidos. En términos geográficos podrÃamos decir que son como Guatemala. Tienen cierto margen de maniobra.
Consideremos sus elementos en común. Ambos son paÃses densamente poblados y con sociedades envejecidas. Japón tiene una tasa de natalidad de 1,26 hijos por mujer y Corea del Sur de 0,78, la más baja del mundo. Ambos tienen una edad media en los cuarenta y tantos años. Por razones culturales, la inmigración no es una solución viable para su declive demográfico.
Culturalmente, ambos han estado fuertemente influidos por la civilización china. Corea del Sur adaptó tan bien la cultura china que incluso los propios chinos estaban impresionados. La adaptación japonesa fue más innovadora y original. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, ambos paÃses han estado profundamente influidos por la cultura estadounidense y por sus modelos polÃticos. Son potencias culturales y han tenido un impacto a nivel mundial. Japón ha sido un imán cultural durante mucho tiempo. El auge de Corea del Sur como creador de productos culturales con alcance global ha sido más reciente.
Han seguido trayectorias de desarrollo económico similares. Los principales componentes han sido: 1) Intervención del Estado para promover aquellas empresas que se consideraban clave para el paÃs. Una forma de ayudar a estas empresas era asignar recursos y facilitar la concesión de créditos; 2) Una fuerza laboral con una fuerte ética del trabajo; 3) Una vez habÃa despegado la economÃa, centrarse en la innovación.Â
Este modelo alcanzó su punto máximo en Japón a finales de los años 80. Desde entonces, el crecimiento económico ha sido errático, pasando por ejemplo del 2,8% en 2000, al 0,4% en 2001 y al 0% en 2002. Esta pérdida de impulso va de la mano con el envejecimiento de la población y una falta de innovación. En el año 2000, la economÃa japonesa era la segunda del mundo. Se espera que para 2030 sea la quinta.
Corea del Sur, en cambio, ha mostrado un desempeño económico más sostenido, con tasas de crecimiento habitualmente del 2,5% o más. Además, Corea del Sur se ha convertido en una potencia tecnológica. Por el momento el envejecimiento de su población, aún no tan acusado como el japonés, no se ha traducido en una caÃda del consumo y de la innovación.
Desde el punto de vista geopolÃtico, las similitudes son muchas. Ambos son paÃses prooccidentales que dependen del paraguas de seguridad estadounidense. Ambos están preocupados por Corea del Norte. Bajo Kim Jong-un, las provocaciones se han vuelto habituales y no hay expectativas de un cambio de régimen, ni siquiera de una suavización del mismo. Desde que estableció una asociación con Rusia, ha habido cierta transferencia de tecnologÃa y las capacidades balÃsticas de Corea del Norte han mejorado. Además, la doctrina de uso de armas nucleares de Corea del Norte establece que pueden ser usadas para disuadir y repeler ataques e incluso para llevar a cabo represalias. No dice que Corea del Norte no será el primer paÃs en usarlas.
Ambos paÃses están preocupados por la creciente presencia de Rusia en el Lejano Oriente. Rusia tiene una alianza con China y ha profundizado sus relaciones con Corea del Norte desde el inicio de la guerra en Ucrania. China y Rusia han estado realizando ejercicios navales y aéreos en el espacio marÃtimo cercano a Japón y Corea. El último fue Ocean-2024, realizado en la costa del Lejano Oriente ruso en septiembre pasado.
Ambos son vecinos de China, un mercado que necesitan. Japón es el cuarto socio comercial de China. Por paÃs, es el segundo. Corea es el séptimo, el quinto por paÃs. Para Japón, China es su segundo mercado de exportación, y para Corea, el primero. Las relaciones entre Japón y China están en un punto bajo. La cercanÃa entre Estados Unidos y Japón en el Indo-PacÃfico durante la Administración Biden envió las relaciones sino-japonesas en una espiral descendente, empeorada por la controversia sobre las islas Senkaku/Diaoyu.
A pesar de tantas similitudes, las relaciones entre Japón y Corea están marcadas por el peso de la Historia. Los coreanos aún no han superado la colonización japonesa de 1910 a 1945 ni el tema de las mujeres de consuelo durante la Segunda Guerra Mundial. En agosto de 2023, el presidente Biden reunió al primer ministro japonés y al presidente coreano en Camp David para hablar sobre el establecimiento de un marco de seguridad entre los tres socios. Este acuerdo está actualmente en peligro. El presidente Yoon Suk-yeol de Corea, quien habÃa trabajado para dejar atrás los resentimientos históricos entre los dos paÃses, está siendo procesado por su declaración de la ley marcial el 3 de diciembre de 2024. No hay certeza de que su sucesor siga la misma polÃtica. Por otro lado, aún no está claro si la Administración Trump continuará los compromisos de su predecesor con Corea y Japón.
Ahora, veamos a cada paÃs por separado.
Desde los tiempos de Shinzo Abe, Japón ha estado trabajando para mostrarse más asertivo. Los recuerdos de la Segunda Guerra Mundial han hecho que Japón sea reacio a mostrarse enérgico y a desarrollar unas fuerzas armadas poderosas. Además, el artÃculo 9 de su Constitución prohÃbe el uso de la guerra y la existencia de fuerzas terrestres, navales y aéreas. Su enfoque preferido en las relaciones internacionales ha sido económico y cultural. Japón ha promovido su modelo económico, que fue seguido primero por los Tigres Asiáticos y luego por algunos paÃses de ASEAN. En el plano cultural, Japón ha hecho buen uso de su cultura para promover una imagen de refinamiento y riqueza cultural.
Shinzo Abe impulsó una polÃtica exterior innovadora. En primer lugar, creó el Consejo de Seguridad Nacional de Japón, que permitió una mayor coordinación dentro de la administración, algo que habÃa estado ausente. En 2013, Abe lanzó una Estrategia de Seguridad Nacional con un nivel de ambición nunca visto hasta entonces en Japón. Finalmente, Abe hizo de los principios la base de su polÃtica exterior. Sus tres sucesores como primeros ministros, Yoshihide Suga, Fumio Kishida y Shigeru Ishiba, han seguido las mismas lÃneas de polÃtica exterior iniciadas por Abe, pero han carecido de su carisma.
Japón ha sido uno de los primeros paÃses en acercarse a la Administración Trump 2.0 (de hecho, el segundo, después de Netanyahu) y los resultados no han sido completamente negativos.
En el primer dÃa del segundo mandato de Trump, hubo una reunión del Quad en Washington, lo que demuestra la prioridad que Trump le da a China. Japón aprovechó la reunión para enviar dos mensajes: su preocupación por las armas nucleares y el desarrollo de misiles de Corea del Norte y su determinación de seguir fortaleciendo sus capacidades de defensa, dada la situación de seguridad en Asia Oriental.
El 7 de febrero, el primer ministro Ishiba se reunió con Donald Trump en Washington. El ambiente fue positivo. Trump reafirmó el compromiso de Estados Unidos con la seguridad de Japón y anunció una cooperación bilateral en la seguridad energética japonesa. La reunión reconfirmó el interés de Trump en un Indo-PacÃfico Libre y Abierto y su compromiso con el Quad. Siendo Trump como es, un mes y medio después anunció aranceles del 25% a los vehÃculos importados. Para Japón, Estados Unidos es uno de los principales destinos de sus exportaciones de automóviles.
Ahora hablemos de Corea.
Hasta hace poco, Corea habÃa tenido una polÃtica exterior discreta. Corea del Norte ha absorbido gran parte de las energÃas de su diplomacia. Por otro lado, la polÃtica interna también dificulta una polÃtica exterior robusta. Tradicionalmente, presidentes de izquierda y conservadores se alternan en el poder. Los presidentes de izquierda (el último fue Moon Jae-in) tienden a tener un enfoque más suave hacia Corea del Norte, a estar más cerca de China y a no ser firmes en cuestiones de seguridad. Los presidentes conservadores tienden a tener el enfoque opuesto.
El presidente conservador Yoon Suk-yeol comenzó su mandato en mayo de 2022. Desde el principio dio una orientación diferente a la polÃtica exterior coreana. Las lÃneas principales de su polÃtica fueron: 1) Transformación de Corea en un actor global. En palabras de Yoon, Corea como un “Estado Pivote Global”, es decir, un paÃs que usa todos sus recursos de manera activa para impactar en las dinámicas globales; 2) Un enfoque más duro hacia Corea del Norte. El objetivo principal de esta polÃtica es la desnuclearización de Corea del Norte. La reunificación no es una prioridad; 3) Fortalecimiento de la relación con Estados Unidos, clave para la seguridad de Corea; 4) Mejora de las relaciones con Japón, algo que se logró mediante el Acuerdo Trilateral mediado por Estados Unidos. Lo que Corea espera de este acuerdo es: cooperación en seguridad ante las provocaciones de Corea del Norte, cooperación en temas globales, diálogo sobre seguridad económica y sobre el Indo-PacÃfico; 5) Una relación más saludable con China. Según su Estrategia para el Indo-PacÃfico, Corea buscará una relación más equilibrada con su vecino del Este.Â
Los últimos meses han sido demasiado ricos en acontecimientos domésticos como para que Corea haya podido prestar mucha atención a la geopolÃtica. Está poner si el sucesor de Yoon seguirá las mismas lÃneas que éste comenzó.
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