Emilio de Miguel Calabia el 22 abr, 2024 Con “España. Un relato de grandeza y odio” de Valera Ortega, que comenté aquí en febrero de 2020, descubrí un nuevo género ensayístico: la paja mental erudita. Consiste en acumular indiscriminadamente lecturas y conocimientos en gozosa promiscuidad y sin saber ni lo que se quiere decir, ni adónde se quiere llegar. Pensaba que Valera Ortega había llegado al culmen en el género, pero hete aquí que me he encontrado con un libro que le supera con creces: “¿Qué hacemos con los humanos?” de César Antonio Molina. Si uno lee la contraportada y las primeras páginas, llega a creerse que lo que tiene entre las manos es un ensayo sobre la inteligencia artificial y el papel que jugará en nuestras sociedades y sistemas políticos. La contraportada formula una serie de preguntas acuciantes: “¿Estamos a las puertas de un apocalipsis digital? ¿Estamos al final de nuestra civilización y desconocemos cómo será lo que venga, así como el papel que tendremos en ella? ¿Estamos preparados para sobrevivir a la mayor revolución tecnológica de la historia?…” Quien se compre el libro esperando encontrar una respuesta a esos interrogantes, puede comprarse el “Hola”. Las posibilidades de que encuentre en él la respuesta a esas preguntas es similar a la posibilidad de hallarla en el libro de Molina. Tal es el desorden del libro, que me cuesta describirlo. César Antonio Molina acumula lecturas y citas en turbamulta, avanzando ocasionalmente opiniones suyas y sin dejar que el lector adivine adónde quiere llegar. Por ejemplo, el capítulo 8 titulado “Cuando la tecnología supere a la biología humana” se centra mucho en el libro “La Singularidad está cerca” de Ray Kurzweil, uno de ésos ingenieros mesiánicos que cree que las nuevas tecnologías nos van a traer un nuevo ser humano más perfecto (también pensaban los soviéticos que el marxismo-leninismo crearían un nuevo tipo más excelente de ser humano). En las primeras páginas que le dedica hay medio párrafo que no me puedo abstener de reproducir: “La Singularidad está cerca es un libro de unas mil páginas abigarradas (el truño de Molina tiene 363, lo que, para mí, le hace superior a la obra de Kurzweil) que tratan de tal cantidad de asuntos y de especialidades complejas tan distintas que es imposible que una sola persona pudiera llevarlo a cabo. Por eso es muy justo, digno y significativo que el autor de éste comience agradeciendo su colaboración inestimable a aquellas personas e instituciones que lo han ayudado: familiares, editores, publicistas, agentes literarios, equipo asesor de asuntos médicos, salud y biotecnología «a través de una correspondencia de diez mil correos electrónicos y una colaboración “multifacética”». Y así sigue durante un párrafo más, maravillándose de la laboriosidad de Kurzweil y sin aportar nada de enjundia al lector. Por cierto, que el libro de Molina no contiene agradecimientos por lo que tenemos que asumir que toda la facundia es suya. La manera de comentar el libro de Molina es farragosa. Saca a colación a autores como Max More o George Gilder, pero nunca aclara lo que se propone hacer con sus comentarios. Les parafrasea, así como parafrasea a Kurzweil, pero en ningún momento sabemos lo que Molina quiere hacer con esa información o adónde quiere conducir al lector. Cuando Molina interviene es para hacernos partícipes de sus preguntas y su ignorancia: “¿A la Singularidad podemos comprenderla con nuestro nivel actual de conocimiento? ¿Podemos mirar más lejos de su horizonte de sucesos y comprender todo lo que se encuentra más allá? Yo, a duras penas, estoy intentándolo para hacerlo más comprensible. Pero son asuntos extremadamente especializados y poco accesibles.” En otro momento, refiriéndose a afirmaciones de Kurzweil, dice: “Estoy convencido de que son opiniones demasiado optimistas, pero que no puedo rebatir, aunque trate de comprenderlo.” Después de varias afirmaciones de este tenor, se me ha venido a la cabeza un viejo dicho: “Si no sabes torear Manolete, pa qué te metes.” Pues eso. La sucesión de citas de diversos autores mal digeridas por Molina sería casual, si no fuera por el inmenso desorden del libro. Tomemos, por ejemplo, el capítulo 19 del libro que se titula “Cuando don Quijote fue pionero del transhumanismo”. El título es tan grandilocuente y abstruso que uno ya casi de antemano que el capítulo irá de cualquier cosa menos de eso. Efectivamente, un primer párrafo dedicado a la figura de Don Quijote da pie para meter a Proust y el amor y a los tres tipos de lectores que categoriza Robert Jaus. Siguen los elogios de Flaubert al Quijote, unas observaciones de Bajtín sobre el materialismo de Sancho, la mención al pasaje de la cueva de Montesinos que le da ocasión para sacar a Umberto Eco a colación, y luego viene Rilke con su poema sobre Lázaro y siguen reflexiones sobre la suspensión de la credulidad a la hora de leer una novela que sirven de excusa para citar a Coleridge. Paro aquí que me estoy divirtiendo demasiado y creo que la idea se ha cogido, ¿verdad? Continúan varias páginas más de ese tono y uno llega al final del camino sin saber porqué Don Quijote fue un pionero del transhumanismo. Puede que tampoco lo sepa el autor. Comencé el libro con grandes expectativas y lo terminé diciéndome que al menos serviría para una entrada irónica en este blog. Otros temas Tags César Antonio MolinaJosé Varela OrtegaPaja mentalRay KurzweilSingularidad Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 22 abr, 2024