Emilio de Miguel Calabia el 10 nov, 2021 Lamento haber tenido que titular esta entrada en inglés, pero no encontraba un equivalente en español lo suficientemente rotundo. “¿Cómo detectar que se están quedando contigo?” es demasiado largo. Por otra parte, la palabra “bullshit” tiene una multitud de significados y una sonoridad que le faltan a nuestra castiza “mierda”. Eso sí, para enviar a alguien a la mieeerrrda, el término español supera a cualquiera que haya oído en otros idiomas. Vivimos en una época en la que lo más difícil es decir la verdad y lo más fácil es sonreír y ponerse a soltar trolas que ni uno mismo se cree. Lo malo es que nos hemos vuelto tan buenos en contar mentiras, que cada vez resulta más difícil distinguirlas de las verdades. Por eso, he tenido que elaborar un sistema para detectar cuándo me están vendiendo una moto. Son unas pocas reglas que comparto por si son de utilidad: + La verdad es sencilla. Necesita de pocas palabras para ser expresada. Si te encuentras con un discurso alambicado y lleno de subordinadas, huye como de la peste, porque se están intentando quedar contigo. Un ejemplo. Una vez leí una carta en la que una mujer le pedía perdón a un hombre por haberle hecho sufrir. La frase clave era: “Te pido mis disculpas de nuevo por lo que te pude hacer sufrir”. “Te pido perdón” habría sido mucho más conciso y, seguramente, sincero. + Hay discursos que van al corazón y otros que van a la cabeza. Cuando Churchill dijo: “… no puedo ofrecer otra cosa más que sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas. Tenemos ante nosotros una prueba de la especie más dolorosa. Tenemos ante nosotros muchos, muchos meses de lucha y sufrimiento”, estaba apelando a las emociones de sus compatriotas; quería suscitar en ellos un sentimiento de resistencia a toda costa. El problema viene cuando encontramos que ese discurso emotivo es utilizado en situaciones en las que hay que hablar a la cabeza. Ese magnífico discurso de Churchill habría estado fuera de lugar en una reunión del Alto Estado Mayor para evaluar las capacidades militares alemanas o en un debate de presupuestos en el Parlamento. No lo dudes, si alguien está apelando a tus emociones, cuando debería de estar proporcionándote argumentos razonables, es que se está quedando contigo. + Los discursos poseen vida propia. Si te fijas bien, descubrirás que tienen una coherencia interna, que van recorriendo un camino fijado desde el inicio hasta la conclusión. Si un discurso descarrila en un momento dado, si las conclusiones a las que llega no tienen nada que ver con lo dicho hasta entonces, es que se están quedando contigo. Una vez leí un artículo. El autor distinguía entre los hijos nacidos en el matrimonio por la vía natural, los hijos nacidos en el matrimonio por fecundación in vitro y los hijos extramatrimoniales. Todo el discurso iba encaminado a decir que se trataba de tres categorías diferentes de niños y que unas categorías eran mejores que otras. En el último párrafo, el autor debió de darse cuenta de la salvajada que estaba a punto de decir; corrigió el tiro y concluyó diciendo que todos esos niños eran igualmente hijos de Dios. Esas son mis tres reglas para detectar cuándo se están intentando quedar conmigo. Y luego está la prueba del algodón. A los diez minutos de haber escuchado un discurso muy convincente, intenta explicarle a un amigo cuáles fueron las principales ideas del discurso. Si te vendieron humo, en ese momento te darás cuenta, porque no encontrarás ninguna idea que reseñar del discurso que acabas de escuchar. Y, finalmente, está la regla de oro: si huele a “bullshit” y suena como “bullshit”, seguramente sea “bullshit”. Otros temas Tags Bullshit Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 10 nov, 2021