El gobierno de Hugo Chávez ha tomado esta semana dos decisiones, que junto a la negativa de aceptar a los observadores de la OEA y la Unión Europea para fiscalizar las elecciones del 7 de octubre, colocan a Venezuela en el peligroso umbral del aislamiento internacional, del cual es fácil de entrar con una simple orden del Comandante pero difícil de salir una vez que el país caiga en la oscuridad.
Los retiros de Venezuela de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y del Centro Internacional de Disputas de Inversiones (CIADI) anunciados por Chávez, que fueron creados para proteger los derechos de los ciudadanos y de las empresas internacionales, ahora sumergen al país en el mayor abismo e incertidumbre del mundo.
Ramón Guillermo Aveledo, secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, (MUD), rechazó ambas decisiones del gobierno y prometió que el nuevo gobierno de Henrique Capriles Radonski revertirá el aislamiento internacional del país. “ De ganar la presidencia Capriles pondría toda su fuerza en la vigencia efectiva del derecho internacional público, en el cumplimiento de las obligaciones de los Estados y en el respeto a la paz y a los derechos humanos”.
Asdrúbal Aguiar, ex magistrado de la CIDH, dijo que en julio del próximo año es cuando se materializará el retiro que anuncia Chávez. “La Convención Americana tiene una regla y es que todos los hechos que hayan ocurrido hasta ese día que se cumple el preaviso, todos los hechos de los 14 años (de gobierno) de Hugo Chávez, quedan bajo control y monitoreo de la Comisión y de la Corte Interamericana”, resaltó.
Aguilar indicó que esta decisión por parte del Gobierno venezolano le quita a los venezolanos “su derecho a la protección judicial en el ámbito internacional”.
En cuanto a la salida del CIADI, la decisión no le exime de responsabilidad a Venezuela en los casos contraídos aunque le dé largas a los juicios para postergar sus compromisos.
Así que Chávez puede dar miedo todo lo que quiera y acusar a la burguesía de todos sus males pero lo que no puede ocultar es la frustración y descontento que sienten los venezolanos tras 14 años de su gestión.
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