Ludmila Vinogradoff el 23 mar, 2014 La cruz con las fotografías de los que han muerto –más de 32 por ahora- en las protestas cada vez se está alargando más y ya no cabe en el limitado suelo de la Plaza Altamira si el gobierno no detiene la represión y ordena a los GNB y los llamados “colectivos”, grupos paramilitares y parapoliciales a no seguir masacrando a los manifestantes. Desde que comenzaron las manifestaciones de protestas el pasado 12 de febrero, Giovana Fantini, de 70 años, forma parte de una agrupación, sin nombre todavía, de unas cien mujeres que se reúne en la Plaza Altamira, un ícono de la oposición y la resistencia caraqueña, que da aliento a los que se enfrentan a las autoridades para reclamar sus derechos humanos. las Damas de Altamira Todas las tardes como a las 15 horas, Giovana se reúne con sus amigas y vecinas de la zona para rezar por los caídos en los choques con los uniformados de la Guardia Nacional Bolivariana y los “colectivos”, el último de ellos fue Argenis Hernández, de 26 años, que murió ayer en la madrugada cuando un “motorizado” abrió fuego contra el grupo de personas que estaba en San Diego, Valencia, Estado Carabobo, protestando contra la detención de su alcalde Enzo Scarano. Con los militares en la plaza Una de las balas del motero o motociclista le perforó el abdomen y no pudo salvarse. Argenis Hernández será recordado como un héroe por las mujeres de la Plaza Altamira. Su muerte no será en vano, puede estar seguro. Las damas mayores no se salvan de la represión Al lado de Giovana está su amiga María Cristina Suarez, que añade: “todas las tardes damos una ronda a la plaza y rezamos a la Virgen de la Rosa Mística por los muertos de la protesta. Nos enfrentamos a los uniformados cuando quisieron militarizar la zona hace una semana y tragamos gas lacrimógeno cada vez que lanzan las bombas”. con flores Tanto Giovana como María Cristina no está de acuerdo con que la comparen con las “Madres de la Plaza de Mayo” de Buenos Aires y mucho menos con la argentina Eve de Bonafine que todos los venezolanos de la oposición la identifican como chavista. Tampoco quieren que la llamen como a las “Damas de Blanco” cubanas porque van vestidas de blanco en su activismo contestatario contra el régimen castrista. La mayoría son venezolanas de la tercera edad, es decir, la menor tendría unos 50 años, que son madres, abuelas y compañeras. Prefieren entonces que las llamen “las damas de la Plaza Altamira” para tener su nombre propio. Así las Damas de Altamira tienen su propio código de lucha. Ayudan moralmente a los estudiantes, les hablan de la Rosa Mística y les regalan el rosario que los jóvenes cuelgan en su cuello. A la hora de peligrar su seguridad e integridad los estudiantes se han salvado de ser detenidos tras invocar a la virgen. Gentepolítica Tags Damas de Altamiraprotestasrepresión Comentarios Ludmila Vinogradoff el 23 mar, 2014