El 12 de octubre tiene más nombres que un aristócrata. Primero fue denominado “Día de la Raza” hasta no hace mucho en toda América Latina pero desde que Hugo Chávez quiso cambiarle el festivo en Venezuela por el “Día de la Resistencia Indígena” en España hicieron otro tanto por el “Día de la Hispanidad”.
Sea como sea la efemérides, el presidente venezolano Hugo Chávez le ha jugado malas pasadas al genovés Cristóbal Colón, lo ha desterrado después de haber descubierto a Venezuela hace 512 años y por ende a Suramérica en su tercer viaje a las indias.
Sus primeras medidas antihispanas o anticolombinas desde que llegó al poder en 1999 fueron cambiarle el nombre al Día de la Resistencia, que la gente confunde con el imperialismo yanqui , ordenar que se derrumbaran todas las estatuas del viajero genovés y eliminar todo vestigio del dominio colonial español. Nadie ha podido explicar, por ahora, por qué Chávez siente tanto odio contra todo lo que huela a España.
Después de ordenar la destrucción de la estatua del navegante en el Paseo Colón en Maripérez, que fue el centro de la visita del Príncipe de Asturias durante la conmemoración de los 500 años en 1992, la del Calvario y otras del país, también ha eliminado la nao Santa María en el caraqueño Parque del Este, una réplica con la que el almirante llegó a Macuro, extremo oriental de Venezuela hace 512 años.
La carabela de Colón fue borrada en el Parque del Este y en su lugar el gobierno ha levantado el barco “Leander”, una réplica de polémica construcción, en homenaje al generalísimo Francisco de Miranda que hizo una expedición en 1806 para liberar a Venezuela de la dominación española. Dicen las malas lenguas que no se justifica un barco por otro, lo que pasa es que “hay mucha corrupción y es probable que el Leander sea para financiar la campaña del mandatario”.
Pero el destierro que ha sufrido Colón en Venezuela por el “odio” que ha sembrado Chávez, según la crónica de Charito Rojas en el diario regional Notitarde, ha salvado su presencia en dos rincones olvidados del país: el pueblo de Mucuchachi en Mérida y Macuro en el estado Sucre.
En sus crónicas de Indias, Colón habló bien de los pobladores que encontró en Macuro. Destacó su bonhomía, simpatía, de figuras esbeltas y atractivas, a las que quiso conquistar y convertir al cristianismo. A Venezuela la llamó “Tierra de Gracia” por su clima primaveral, la belleza de sus playas y montañas, y la comparó con el paraíso terrenal.
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