Una mala selección de los alimentos que consumimos puede llevarnos a sufrir distintas enfermedades. Esto es debido a procesos inflamatorios en nuestro cuerpo que se van cronificando, dando como respuesta un daño celular que se caracteriza por la vasodilatación capilar, la producción de mediadores de la inflamación, infiltración de leucocitos y aumento del flujo sanguíneo (entre otras). De manera que aumentan el riesgo de sufrir enfermedades como la diabetes, síndrome metabólico, enfermedad cardiovascular y cáncer.
Los procesos inflamatorios forman parte de nuestra vida; sufrimos agresiones externas y nuestro sistema inmunitario las revierte. El problema surge cuando estas agresiones son; o bien intensas o se cronifican en el tiempo.
De esta manera, la alimentación puede contribuir a fomentar la inflamación o bien a ser protectora y aumentar nuestro sistema inmunitario, que va ser el que va a dirigir aquellas acciones que se producen en nuestro cuerpo para restaurar los daños que se produzcan.
La alimentación en este aspecto tiene mucho que aportar, tanto en positivo como en negativo, por lo que una buena selección de los alimentos que consumimos es clave.
¿Qué alimentos son inflamatorios?
Los azúcares
Bien conocido es ya que los azúcares no son saludables, en especial los refinados. Su consumo desencadena la liberación de sustancias que generan inflamación (citocinas). Por lo que es recomendable eliminar de nuestra dieta aquellos que la contienen: refrescos azucarados, bollería, pastas y cereales refinados, chuches, helados…
Las grasas trans
Las podemos encontrar en muchos alimentos procesados, como la bollería industrial, helados, salsas, algunas margarinas, comidas precocinadas. Por lo que siempre se recomienda hacer un repaso del etiquetado nutricional, en el que las puedes encontrar también con el nombre de grasas parcialmente hidrogenadas.
Generan inflamación sistémica por aumento de sustancias pro-inflamatorias como citocinas, IL-6 (interleuquina) y TNFα (factor de necrosis tumoral).
Grasas saturadas
Las podemos encontrar en alimentos como las carnes rojas y derivados cárnicos (salchichas, embutidos, hamburguesas), lácteos enteros y alimentos procesados. Existiendo también en el mundo vegetal en el aceite de coco y palma.
Estas desencadenan inflamación del tejido adiposo llegando a favorecer la aparición de enfermedad cardiovascular y artritis.
Alcohol
Siempre recomendamos la reducción e incluso la eliminación del alcohol en la dieta, siendo una de las causas su intervención en los procesos inflamatorios. Este además de causar daño hepático, produce una alteración en el perfil de expresión de microARN.
Además existen otros componentes de nuestra alimentación que pueden generar inflamación, como la lactosa y gluten, en personas que tienen sensibilidad a los mismos, un consumo desproporcionado de ácidos grasos Omega 6 (en relación al Omega 3), el glutamato monosódico, el cual se añade a muchos snacks y alimentos procesados y por supuesto un ambiente inflamatorio, que va más allá de los alimentos que consumimos como es el sedentarismo, el estrés o la falta de un descanso adecuado y de calidad.
Para mejorar nuestro sistema inmunitario y prevenir estos procesos inflamatorios basta con adoptar unos buenos hábitos, practicar ejercicio, descansar y aportar a través de la alimentación aquellos alimentos que nos ayuden a luchar frente a este estrés al que nuestro cuerpo se ve sometido. Recuerda incluir gran variedad de verduras, frutas y hortalizas que te van a proveer de sustancias antioxidantes que frenan los procesos oxidativos, cuantos más colores en tu dieta mejor.
Por supuesto, elimina aquellos alimentos pro-inflamatorios, cambiando los carbohidratos refinados por sus versiones integrales, añade las legumbres en tu dieta, consume más pescado (recordando siempre que el pescado azul te ayudará a incluir más omega 3 en tu dieta), elige aceite de oliva extra virgen en tus preparaciones y compra más en mercados tradicionales.
Elisa Escorihuela Navarro
Nutricionista y farmacéutica
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