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No hay dos sin tres, ni cuarta que pase inadvertida

No hay dos sin tres, ni cuarta que pase inadvertida
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SANDRA SERRANO

Con la cuarta mejor temporada de la historia de los Juegos Deportivos de Escuelas Católicas de Madrid (ECM) entre las manos, el Departamento de Deporte Escolar y Valores (DDEVV) afronta el reto de continuar ofreciendo una de las mejores ligas de la capital madrileña.

Quizá pueda sonar con exceso de énfasis o, simplemente, como una mera observación de la realidad. Sea como fuere, basta con echar un vistazo a las estadísticas para darse cuenta de que, punto arriba punto abajo, la vigesimonovena edición marcará otra muesca más de números positivos en el histórico de esta competición.

Las razones del éxito podrían deberse a diversos factores que tendríamos que analizar largo y tendido. Sin embargo, sí podemos destacar tres procedimientos como puntos clave, una organización meticulosa, fluidez en la comunicación con los coordinadores deportivos y la autoevaluación incluida en la programación anual. Como suele decirse “renovarse o morir”, en un intento de adaptación a los problemas diarios que surgen dentro y fuera del terreno de juego.

Para competir en ECM uno puede decantarse por el baloncesto, el fútbol sala o el voleibol. Todos ellos deportes colectivos a fin de fomentar, entre otras cosas, las relaciones sociales y el respeto tanto a uno mismo como a los demás. La edad de participación abarca desde los 6 – 7 años hasta el adulto con canas dispuesto a seguir defendiendo los colores del colegio que le vio crecer. En total, y para que nos entendamos, 24 categorías, femeninas, masculinas y mixtas, desde prebenjamín a sénior.

De todo y para todos, así son los juegos de ECM; una competición plural e integradora que durante la temporada 2017 – 2018 contará con 769 equipos de 92 colegios concertados, privados y públicos. El porcentaje de cada disciplina apenas ha variado respecto al año pasado, aún siendo menos el número total.

 

 

Años atrás, lejos de estrechar el cerco al ámbito cristiano, ECM abrió sus brazos y las inscripciones al resto de centros educativos ya fuesen laicos o hebreos. Una medida extraordinariamente innovadora que, hoy en día, sigue dando sus frutos; aquellos que en un principio fueron pioneros al participar en una liga católica son ahora campos habituales donde dejarse la piel y seguir aprendiendo gracias a la identidad propia de cada centro. Véase como ejemplos, Maccabi o Tomás Bretón entre los nueve no católicos que tomarán parte en esta edición.

El próximo 4 de noviembre arrancará una de las ligas escolares más longevas de la Comunidad de Madrid donde miles de jugadores regresarán al “cole” en fin de semana, llenando los patios escolares de colorido.

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