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Estampa veraniega: Atletis de Cai.

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Ahora que comienzan los Mundiales de atletismo el turista en Cádiz puede encontrarse una variante atlética local y septuagenaria: Los atletas (o atletis, en el caletero de Antonio Burgos) seniles, que son como los titis de Cádiz a la vejez de la viruelas deportivas.

Si uno pasea muy pronto el Paseo gaditano, pasada ya la Perla, en los columpios inverosímiles que Teófila ha colocado para los deportistas, podrá encontrarse a unos señores mayores que son como los émulos reumáticos de Bernardino Lombao.

 

 

A una hora en que sólo miran esas gaviotas buchonas que parecen concejales, los atletis se tiran a la zona deportiva a hacer sus extraños ejercicios. Van ataviados con camisita de cuadros remetida, puede que hasta con su boli en el bolsillo, y lucen pantalones color cafe con leche que pueden ser cortos o largos, pero siempre con pinzas. Sus calcetinitos blancos y unas deportivas inmaculadas de cuando las Paredes completan el atuendo. Tan blancas son que en Cádiz a esas zapatillas ya directamente las llaman tenis.

Y uno de ellos se coge al columpio de las dominadas muy circunspecto y eleva un poquito un pie, como un perrillo que fuera a echar su meadita, y entonces, enseñando un poquito de pantorrilla, pantorrilla lamentabilísima, empuja levemente el pie hacia delante y hacia atrás, pendulándolo como si el tío fuera la Plisetskaia. Cogido a un palo, cual bailarina en la barra, ahí se queda balanceando el pie de forma inverosímil, moviendo no sé sabe qué, pues no flexiona nada, ni gira el tobillo ni parece posible que rompa a sudar nunca.

Otro, muy cerca, se sienta en el poyete y sentadito y con cara de concentración empieza a elevarse sobre los puños, pero muy poquito, tan poquito que no deja de estar sentado. ¿Qué ejercita este señor?

Pero aún hay otro tercero que mirando al mar, marinero, empieza a elevar la escápula rítmicamente, como si le estuviese pidiendo cuentas al horizonte.

 

Luego están los paseantes, lo corredores y los semicorredores, que van resoplando paseo arriba y abajo, pero esos otros atletis gaditas llaman poderosamente la atencion: qué ejercicios realizan y para qué. Es como si, en la atrofia de la edad, moviesen los últimos músculos entonados, las ultimas articulaciones funcionales. Estos atletis gaditas son genios inventores de sus propias flexiones.

Este verano hay en Cádiz un interesante campeonato deportivo: el guiño de escápula, el levantamiento de nudillos, la pantorrilla pendulona… Son parte de la fauna estival y nos recuerdan la miseria del cuerpo. Atletas septuagenarios del Cádiz inmortal y libérrimo inventándose flexiones, esa última flexión a la que todos llegaremos, la flexión de mover lo único movible que nos quede.

Los atletis septuagenarios son otra libertad de Cádiz: el atletismo casi casi inmóvil del septuagenario.

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