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Márquez, de campeón a juez del título

Tomás González-Martín el

No le gusta esta situación a Marc Márquez. Es la que le ha tocado vivir por sus errores en cuatro carreras finalizadas con cero puntos. Cuatro grandes premios que tiraron por la borda sus aspiraciones a ser el número uno por tercera vez consecutiva. Sus fallos han dejado el cetro en las manetas de Valentino y de Lorenzo. Y el catalán se dispone a ser juez y parte en esa decisión. Porque el pupilo de Alzamora saldrá a ganar todas las carreras sin nada que perder. Luchará por los triunfos junto a los dos aspirantes. E intercalarse entre los dos en algunas citas puede significar nueve puntos de diferencia entre ambos candidatos al Mundial. Ahora mismo, a unas pocas horas de iniciarse el Gran Premio de San Marino, en Imola, Rossi aventaja en doce puntos a Jorge. No será una forma de correr agradable para MM93, que puede tener fricciones y perjudicar a uno o beneficiar a otro sin quererlo.

Marc lo ha dicho: solo saldrá a ganar. Como lo ha hecho siempre. Esa ansiedad le hizo perder la cabeza en esas cuatro pruebas y rodar por los suelos. Ahora, sin la presión de la corona, podrá volar al máximo. Será más libre. Y sus rivales lo saben. No le meterán tanto la moto en la pelea, porque los que pueden salir malparados son Jorge y Valentino. Para Márquez será complicado inmiscuirse en ese combate. Y tiene una estrategia: eludirla.

Su ideal es salir al máximo e intentar escaparse para cazar la victoria y que los dos enemigos de Yamaha se peguen por los cuatro puntos de diferencia que hay entre la segunda y la tercera plaza. Esa será su táctica en todo momento. Sabe que Lorenzo suele ser quien mejor arranca en cada gran premio del Mundial. Y su objetivo será adelantarle en cuanto pueda y no ser árbitro de la refriega por el campeonato.

Marc ha aprendido para el año próximo. Hay que saber ser segundo, tercero y cuarto para obtener el título. El ilerdense solo sabe salir para vencer. Y ese exceso de ambición se paga caro. Hay que conocer los límites de uno para ser el número uno. Ese es el secreto. Valentino casi siempre los supo. Y Lorenzo.

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