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El Rey Juan Carlos y Ángel Nieto frente a los cuenta mentiras

Tomás González-Martín el

El Rey Juan Carlos, amante de los deportes del motor, asistió una vez más al Gran Premio de España de Motociclismo. Disfrutó un año más, y uno no se cansa jamás, del ambiente de fiesta que conquista Jerez, Arcos de la Frontera, Cádiz, El Puerto de Santa María, Chipiona, Rota y toda la comarca. Más cien mil aficionados se congregaron en el circuito jerezano y sus alrededores para vivir un nuevo homenaje al mundo de las dos ruedas. Allí acuden canadienses en avión, estadounidenses en barco, trasladando sus motos, y europeos del norte que salen desde Noruega y Suecia en sus monturas una semana antes para disfrutar de un viaje inolvidable que alcanza, en Jerez, las vibraciones que solo sienten quienes están enamorados de estas máquinas.

El Monarca saludó a Ángel Nieto al final de las carreras. El triunfo de Lorenzo, que regresaba al éxito, como destacaba Don Juan Carlos, fue el colofón de un día emocionante. El periodista Nico Abad introdujo el micrófono en esa conversación. El Rey Juan Carlos lo permitió durante veinte segundos, hasta que hizo un gesto elegante para que el comunicador televisivo retirara el micrófono. Era un diálogo privado. Abad se alejó dos metros. Dejó que continuara la charla entre dos personas que se conocen muy bien desde que el zamorano ganó su primer Mundial en 1969. Medio minuto después, el informador se acercó al Monarca y le entrevistó. Todo se produjo en la mayor normalidad.    

Inmediatamente, algunas web que tienen que vivir de pinchazos insolentes para no sucumbir, se inventaron el incidente que nunca existió. Escribieron incluso que el Rey Juan Carlos le dijo de malas maneras al informador: “¡Quita ese micrófono de ahí!”. Era una gran mentira. El Monarca nunca mencionó una sola palabra. Ni hizo un mal gesto. No dijo nada. El vídeo de la charla entre Don Juan Carlos y Nieto desdecía todo el invento y dejaba clara la noticia que nunca lo fue.

Fue la única nota desagradable, tonta, mentirosa, repleta de ruindad, de un gran premio magnífico que escenificó el salto adelante de Jorge Lorenzo y la recuperación de Márquez, segundo en la meta, tras el error cometido en Argentina. Valentino, tercero en el podio, sabe que los dos bicampeones españoles de MotoGP serán sus enemigos en la pelea por la corona. Don Juan Carlos saludó a los tres pilotos. Les conoce bien. Les admira. Rossi suma nueve títulos mundiales en sus alforjas moteras, siete de ellos en MotoGP. Lorenzo y Márquez acumulan cuatro cada uno y han triunfado dos veces, también cada uno, en la categoría absoluta. Ni el Rey Juan Carlos ni estos cuatro grandes campeones para la historia, incluido Ángel Nieto, se merecen mentiras indignas como la vivida en Jerez. A Carmelo Ezpeleta, el CEO del Mundial, no le habrán gustado nada estos inventos que solo quieren aprovechar el enorme eco del motociclismo para sacar unas perras. Que no euros, perras.

Menos mal que estos infundios son comida lúgrube para hoy y hambre para mañana. Ya nadie se los cree. El Mundial de las dos ruedas está muy por encima de estas mezquindades. Y el Rey Juan Carlos da tantas lecciones de elegancia sin hablar que hasta le inventan palabras para buscarle un error. Han pinchado en hueso. Esas webs que solo viven de pinchazos impresentables.

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