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Blogs Vendiendo Motos por Tomás González-Martín

Stoner ha sido injusto con Ezpeleta

Tomás González-Martín el

Casey Stoner no ha sido elegante con Carmelo Ezpeleta, el director ejecutivo del Mundial de motociclismo. El jefe de Dorna le permitió llegar a lo más alto. La empresa que posee los derechos del campeonato ayudó y ayuda a pilotos de muchos países para que la competición no sea un duelo España-Italia. El australiano fue uno de ellos. Como lo han sido los ingleses y los alemanes, que no cuentan con infraestructuras de equipos para presentarles en el gran circo de la moto. El Campeonato de España fue la base para saltar al Mundial. Ahora, Casey dice que deja el motociclismo. Perfecto. Reconoce que añora estar con su mujer y su hija, nacida el mismo día del cumpleaños de Valentino. Todo eso es magnífico. No lo es decir que se marcha del campeonato por el maltrato que sufren los pilotos. Acusa a Dorna de no pensar en ellos. Deja entrever que se les explota. Y critica también a la organización por por aprobar las máquinas CRT, menos electrónicas y más lentas, para abaratar costes en MotoGP. Stoner dispara mal, al lugar equivocado. Si alguien les explota, serán sus escuderías, que les exigen correr para tener a sus pilotos en carrera y lucir sus patrocinadores. Ezpeleta no les pone una pistola en el pecho para que salten a la pista. Si explotarles es saltar al asfalto en varios entrenamientos durante viernes, sábado y domingo por la mañana, pues que entrenen menos y salgan a la carrera con la moto sin puesta a punto. Si explotarles es hacer dos o tres entrenamientos oficiales IRTA entre febrero y abril, pues que no vayan. Pongamos las cosas claras. Stoner está cansado de vivir doscientos ochenta días al año fuera de casa desde hace tres lustros. Es lógico. Pero entonces que no ataque a la organización. Para promocionar los equipos hay que lucirlos con dieciocho carreras, tres entrenamientos oficiales y presentaciones públicas. El australiano lo sabe. Sin apoyos, vivió en una casa rodante en la finca del padre de Alberto Puig. Después de ayudarle Dorna y varios equipos y patrocinios, hoy tiene casa en Suiza, finca en Australia y la vida solucionada. Si no le gustaba este ritmo, que se hubiera bajado de la moto hace diez años. Hoy no tendría ni casa, ni finca ni la vida solucionada. Ni podría decidir dejar de trabajar a los 26 años.

 

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Tomás González-Martín el

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