Se acabó el rollo. Cogemos otro: Faltan unas dos horas y media para que se emita en la tele ‘Triple agente’, la pelÃcula de Eric Rohmer que creo que no deberÃan de ver los amantes de Eric Rohmer. Este extraño y huidizo director nos ha proporcionado momentos, incluso pelÃculas, especiales y montones de diálogos y de situaciones (más diálogos, es cierto) dignos de rebozarse en ellos. De todos modos, tengo amigos, grandes cinéfilos a los que respeto, que prefieren que les saquen una muela que meterse a ver una de Rohmer. A ellos no hace falta que los prevenga, y en cambio a los que alguna vez han amado (al loro con la cursilerÃa) una pelÃcula de Rohmer, sÃ, hay que prevenirlos y seriamente: ‘Triple agente’ es un tostón del quince .
Para que no me manden a arder en los infiernos, pondré esta foto, una de las imágenes más…, más…, en fin, que me reconvierten en rohmeriano.
Pero… todo es fugaz, efÃmero, breve… Y dentro de un rato lo que acabo de escribir ya no servirá: por eso he de buscarle a este post algo perdurable, que merezca la pena mañana (hoy ya) por la mañana. Y a falta de una ocurrencia propia diré otra del gran Manuel Alcántara: ‘coincidà a la salida de la reunión con (X), que es un pesado insoportable, y en la puerta, el tÃo me pregunta: Tú, ¿para dónde vas?…. Se me cayó el mundo encima, pensé que me lo comÃa sin remedio, y se lo solté a botepronto: Yo… Yo…, pues, para el otro lado’. Ea. Pues, como eso, con todo.