No soy muy amante de los seriales; o sea, en el cine me refiero: esas pelÃculas que se repiten y repiten como la o de un tartamudo. Ni siquiera de esas series que han hecho época, como Star Treck, La Guerra de las Galaxias, las tres Arcas de Spielberg, Anillos… Bueno, generalizar es de tontos, y lógicamente en todo eso que no me gusta pues van incluidas pelÃculas que sà me gustan. Se me rizan las ideas antes de decir que la última de Harry Potter me ha atravesado sin ni siquiera un arañazo: nada. En el comentario que escribà el viernes en el ABC de papel, creo que fui lo suficientemente afilado con ella como para que todos los crÃos de España se lo hayan pensado antes de ir a verla (he aquà el tipo de chiste que lo convierte a uno en un imbécil para los que lo entienden y en un imbécil pretencioso para los que no lo entienden; pero, no vamos a cambiar ya, que tenemos casi pagado el plan de pensiones…).
Unas cuantas reflexiones (preguntas, si se quiere, aunque le molesten a Norman) sobre el Harry Potter:
No es aburrida, pues por qué me aburre.
Es espectacular y delirante, pero a pesar de ello tengo unas ganas enfermizas de que termine.
No son malos chicos, ni malos actores, pero ya no puedo soportarlos más.
Grandes dosis de imaginación y de aventura: siempre lo mismo en los mismos sitios y con las mismas gentes…
No podemos pasarnos toda la vida viendo esas pelis hasta que el actor inglés ése con cara de chorlito crezca lo suficiente como para empezar la serie de James Bond…
¿Y no serÃa mejor, puestos ya en esto de la magia, que salieran en la serie de vez en cuando tipos como David Copperfield…, o mejor, Tamarit?