Realmente difícil lo de “Pieles”. Difícil en el sentido de que, al menos yo, no conozco a nadie a quien recomendársela. Es un horror. Pero también hay que decir que es exactamente el horror que quiere provocar su director, Eduardo Casanova, que posee sin duda un “universo estético”, sí, pero que, ya digo, no conozco a nadie que le apetezca compartirlo ni siquiera desde la butaca de un cine. Entiendo que haya críticos o analistas, o lo que sea, que puedan ver ahí las flores de la transgresión, pero de mí puedo decir que la vi entera porque no me quedaba más remedio. Me hubiera ido mucho antes si no me dedicara a lo que me dedico. En mi comentario de ABC creo que no he cargado las tintas contra ella, pero sí pretendo que nadie vaya a verla porque vea en mi escrito la más mínima invitación a hacerlo.
En realidad, tampoco son muy recomendables las otras dos películas de estrenos de las que hablo, Pastroal Americana y El Sueño de Gabrielle, también desagradables pero en otro sentido:
Con lo que mi verdadera recomendación para este fin de semana no es cinematográfica, sino literaria: He terminado de leer la maravillosa novela de Fernando Marañón, “Gilda en los Andes”, tan bien escrita, tan emocionante y tan cinematográfica que no agoto aquí mis deseos de hablar de ella y lo dejo para un espacio propio que espero dedicárselo lo antes posible. Esta es la portada del libro:
