Me acabo de reencontrar con el placer de ver a Kieslowski; Llevaba mucho tiempo sin reparar en él, pero el anuncio de reestreno de “Tres colores, Azul, Blanco y Rojo” me ha permitido recordar que no es saludable estar tantísimo tiempo sin estarse, aunque sólo sea un rato, con el cine de Kieslowski. Me las he visto las tres seguidas, y hoy, sólo unas cuantas horas después, lo que realmente me apetece es volverlas a ver otra vez. Pero ver a Kieslowski acarrea luego un problema, al menos a mí, que tengo que bregar más o menos con la actualidad cinematográfica, y es que cualquier película que veas palidece detrás de Kieslowski.
Tres Colores, Azul, Blanco, Rojo
Y una pincelada de color sobre las tres actrices, Binoche, Delpy, Jacob.
A pesar del trabajo que cuesta ponerse a ver algo que no es un kieslowski después de ver un kieslowski, es preciso recomendar el estreno de Mustang, película sobre cinco chiquillas turcas que no sé por qué no ganó el Oscar. Bueno, sí lo sé.
Y creo que tengo que devolverle algo a “El nombre del bambino”, la tercera estrellita que no le ha puesto Federico Marín porque yo he calificado con tres a Mustang, y él ha considerado que, siendo ésta algo mejor, no le debería poner las mismas, aunque se mereciera esa tercera estrellita. En fin, que lo que es evidente es que yo le he puesto una de menos a Mustang, merecedora de cuatro, y que al admitirlo pues le restituyo en algo su tercera estrella al bambino.
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