No sé si se escribe así, pero la idea de Raimunda es perfecta para englobar las dos películas de Lars Von Trier y de Naomi Kawase. Claro que de una te apartas, si puedes, más que de la otra. Te apartas de la película de Kawase y te apartas un poquito del loco Trier. Ha hecho unas declaraciones en las que, suavemente, se confiesa algo admirador de Hitler. Ya se veía venir algo en Anticristo. Qué tipo. Pero…
Su película es epitáfica y brillante, algo así como la contraportada de la de Malick. Hay que ver, estos dos se han puesto de acuerdo en cerrar el círculo… En ambos casos, justo es decirlo, los ojos se quedan cortos para ver todo lo que muestran sus pelis.
Lo de Naomi Kawase, que es un bordadito, es demoledor: si consigues no dormirte ves lo influyente que es la geografía en la historia, que no es moco de pavo. Cada gota de rocío, cada rama de arbusto, cada soplido del viento son claroscuros del alma de los personajes, con tanto interés como mi tía Carlota. Qué sutil y qué plasta es Kawase…, podría mirarse “El hombre tranquilo”, para comprobar que se puede hacer un elogio al país, al terruño, y contar amores y desgracias, sin producir por ello un colapso mental al espectador desprevenido.
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