Marjane Satrapi no le da la espalda a su dibujo de la vida
Una cosa es la buena suerte, y otra, esto: esta edición del festival es un regalo. Tras el buen día cinematográfico de antes de ayer y el soportable de ayer (que cuelgo en este paréntesis ¡QUÉ TARANTINO TAN TONTÍN!)… Lo de Bela Tarr, que es toda una experiencia cinematográfica que sólo puede ser vivida en un festival como éste: no hay sala que aguante esta película, ni, por supuesto, espectador de sala. La adaptación que hace de la novela de Simenon es aparatosamente genial, tan genial como insufrible. El Hombre de Londres está contada desde el arranque con el sentimiento interno del personaje, inalcanzable para el espectador hasta pasados más o menos los primeros ochenta minutos de película… Es fastuosa, obsesiva y de una precisión más suiza que húngara. Peliculón que nunca le aconsejaré a nadie.
La de Fatih Akin (‘Del otro lado’, creo que se titula), es muy buena y portadora de unos sentimientos más tocables; de nuevo establece puentes entre el aquí y el allá, entre Alemania y Turquía. Y ‘Persépolis’, de Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud es chispeante, elocuente y divertida. Lo malo es que el gobierno de Irán ya ha enviado su protesta formal al francés por proyectar esta película, tan prohibida allí como el cómic de esta mujer. ¡Qué no nos pase ná!
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