Pablo M. Díez el 27 ene, 2015 Poco después de que estallara esta maldita crisis que parece no tener fin, en diciembre de 2008 volví a España, como todos los años y aquel famoso anuncio de turrones, por Navidad. Como llevaba tres años sin viajar por Europa, quería visitar algún lugar que fuera totalmente distinto a Asia. Así que hice escala en Atenas justo cuando estaban empezando las violentas manifestaciones callejeras que luego se han repetido durante los últimos años. El Partenón de Atenas, símbolo de un país en ruinas. Nada más subir al Partenón, la guía turística me dio sin quererlo la clave de las diferencias entre Europa y Asia. “Bienvenido a Grecia, la cuna del individiualismo, de los derechos humanos y de la democracia”, me dijo. “Y allí abajo”, continuó señalando a una columna de humo que ascendía del centro urbano, “los jóvenes están quemando la ciudad. La revolución ha comenzado en Europa y, como siempre, ha empezado en Grecia”. A la vista de todo lo que ha ocurrido posteriormente, la pobre mujer no podía tener más razón. Y tampoco se podía imaginar que con su descripción turística de Grecia, cuna del invidualismo, los derechos humanos y la democracia, estaba marcando las diferencias culturales más claras con Asia, donde predominan valores confucianos basados en el colectivo, el orden y la autoridad. Otros temas Tags asiachinaconfuciocrisisdemocraciadictaduraeleccioneseuropagrecialibertadpartenonpopulismoviajes Comentarios Pablo M. Díez el 27 ene, 2015
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