Hong Kong cumple diez años. Durante la madrugada del 30 de junio al 1 de julio de 1997, el Reino Unido devolvió este enclave a China después de 156 años de dominación colonial. En aquel momento se dispararon todos los temores en Occidente, pues muchos pensaban que el régimen comunista iba a cortar de raíz la libertad social y la prosperidad económica de las que hace gala esta pujante isla, uno de los centros financieros, comerciales y logísticos del planeta. Una década más tarde, se ha demostrado que todos esos miedos estaban infundados y que la nueva China del crecimiento económico y el libre mercado sigue necesitando esta ventana al mundo, mientras que los ricos empresarios de la ex colonia británica han ampliado su mercado natural y han encontrado en las fábricas de la vecina provincia de Guangdong la mano de obra que requerían para seguir siendo competitivos. Al margen de sus cada vez más estrechas relaciones económicas con el continente, Hong Kong es el único lugar de China donde hay libertad de Prensa y los medios critican abiertamente al Gobierno central, se permiten manifestaciones como la vigilia que recuerda cada 4 de junio a las víctimas de la matanza de Tiananmen y los disidentes y grupos religiosos, como Falun Gong, no son perseguidos por la Policía. Pero el antiguo enclave colonial aún tiene una asignatura pendiente: la falta de sufragio universal, que tampoco existía durante la dominación británica. En la actualidad, un comité de 800 miembros que en teoría representa a toda la sociedad, pero en el que la mayoría son afines a Pekín al tratarse de empresarios con grandes intereses en China, escoge al jefe ejecutivo. Dicho puesto lo ocupa Donald Tsang, un funcionario de la Administración que sirvió durante la época colonial y que relevó al anterior jefe ejecutivo, Tung Chee-hwa, en marzo de 2005. Tsang ha sido reelegido por el comité este año tras celebrarse las primeras elecciones abiertas el pasado mes de marzo, puesto que otro candidato no oficial, el parlamentario del Partido Cívico Alan Leong, le disputaba el cargo. Mientras tanto, 30 miembros del Consejo Legislativo (Legco) son elegidos directamente por el pueblo en circunscripciones geográficos y los otros 30 son designados por diferentes sectores sociales. A pesar de la libertad social y económica que se respira en Hong Kong, más del 60 por ciento de sus 6,9 millones de habitantes desea disfrutar del sufragio universal, según los últimos sondeos de opinión. Por ese motivo, el jefe ejecutivo se ha comprometido a solucionar esta cuestión antes de que acabe su mandato en 2012. En este sentido, Tsang dará a conocer este mes un Libro Verde sobre la democracia donde se podría empezar a vislumbrar el futuro político de la isla, bajo la sombra siempre vigilante del régimen comunista de Pekín y su famosa fórmula un país, dos sistemas.