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Voces para el recuerdo: Pedro Vargas

Un cantante mexicano que se convirtió en el Tenor de las Américas

Voces para el recuerdo: Pedro Vargas
Álex González el

Fue uno de los grandes intérpretes del compositor Agustín Lara. Se le conocía como el “Ruiseñor de las Américas” o como el “Samurái de la Canción” y su carrera abarcó desde los años 20 hasta que falleció a causa de la diabetes en Ciudad de México en 1989 a los 83 aos de edad. Un artista con gran reconocimiento internacional que comenzó formándose en labores de ópera para acabar dedicándose a interpretar el cancionero popular.

Nacido en el seno de una familia de la localidad de San Miguel de Allende en pleno estado mexicano de Guanajuato en abril de 1906, se crio bajo la humildad de unos padres que tuvieron 12 hijos. Siendo un niño cantaba en el coro de la Iglesia y con apenas 7 años ya empezó a recibir lecciones de canto dado que se le veía un talento innato. Un tiempo después se marchó a Ciudad de México para seguir formándose en serenatas hasta que un maestro de solfeo y piano de origen francés llamado Jose Pierno le ofreció lecciones de técnica vocal tras escucharle cantar. Fue un alumno becado en los estudios de secundaria y bachiller, ya que consiguió alojarse gratuitamente en el Colegio Francés de La Salle de la ciudad. Fue avanzando en sus técnicas hasta que hubo un momento en el cual se sintió estancado dado que Pierson le catalogaba como Barítono y él no se sentía cómodo. Posteriormente dejó a este maestro y se marchó a estudiar canto y movimiento escénico con otro gran experto como Alejandro Cuevas, por recomendación del actor y sacerdote José Mojica. Con Cuevas también dispuso de lecciones gratuitas y un número de interpretaciones en italiano y francés. Eran unos tiempos en los que Vargas además empezó a codearse con compañeros de profesión como Jorge Negrete, Juan Arvizu y Alfonso Ortiz Tirado hasta que llegó el día de su debut oficial.

Un 22 de enero de 1928 el Teatro Esperanza Iris le abrió sus puertas con la “Cavalleria Rusticana”. Una noche mágica que le llevó a recibir varias ofertas de trabajo como una gira por Estados Unidos dentro de la orquetsa de Miguel Lerdo de Tejada como solista, o también un papel junto a la soprano Ángeles Otein en “El barbero de Sevilla”. Vargas finalmente aceptó unirse a la orquesta y con ello ponía fin a su carrera dentro del mundo del lírico. Su maestro Cuevas nunca le perdonó tal paso, aunque hay que destacar que los tres años que pasó dando recitales le sirvieron para grabar su primer disco en Nueva York con la compañía RCA Victor, una casa discográfica con la que estuvo trabajando hasta cinco décadas después con más de 3000 canciones en su repertorio.

En 1930 ganó un concurso de valses en el Cine Imperial con un tema de Carlos Espinosa de los Monteros llamado “Ann Harding”, en el que era un acto de promoción de la propia actriz norteamericana. Recibió muy buena crítica en el momento y la actuación le sirvió para ser contratado como el intérprete oficial del gran compositor mexicano Agustín Lara de quien estrenó casi todas sus canciones hasta 1936. El compositor le daba las letras de sus temas, pero solamente le permitía leerlas dos veces, ya que a la tercera tenía que estar cantándola gracias a la memoria. Daba recitales y hacía giras, entre las cuales se situó una por Cuba en 1933, un país que consideraba su segunda casa, y posteriormente se fue a triunfar a Puerto Rico.

También estaba acostumbrado a pasar por micrófonos de la radio y también a aparecer en televisión. Ya en los años 50 fue muy sonado su debut en la cadena CBS de Nueva York junto a la orquesta de Percy Faith. En México tuvo durante 13 años un programa televisivo llamado “El estudio Raleigh” y también sonado fue el concierto que dio en 1964 en el Carnegie Hall. Tuvo una vida plagada de éxitos a lo que hay que sumar sus papeles en cine, ya que apareció hasta en 70 películas lo que le convertía en una de las grandes celebrities del momento en su tierra natal. Walt Disney le reclutó para “El caballo de mi General”.

Tenía mucho carisma a la hora de cantar y de moverse por el escenario. Cantó por los teatros y escenarios más prestigiosos del planeta, y era un hombre que se adaptaba a cualquier ritmo de canción popular. Desde 1931 estuvo casado con una mujer de Querétaro llamada María Teresa Campos Jáuregui con la que tuvo cuatro hijos. Un artista de rancheras que triunfó en Argentina, Chile, Perú, Venezuela o Colombia entre otros sitios y que nos dejó temas como “Jinetes en el cielo” o “Allá en el rancho grande”. Además, es memorable el tema “Felicidades” de 1985 que cantó a dúo con Julio Iglesias. Un hombre que fallecía en la cama junto a su mujer en 1989 y al que se le conoció gracias al sobrenombre que le puso el público como el “Tenor de las Américas”.

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