Un ataque masivo al corazón se lo llevó por delante mientras jugaba al golf en la localidad madrileña de La Moraleja. Estaba pasando una atractiva jornada, de buen humor, e incluso cantó el tema “Strangers in the night” para unos trabajadores del club que lo reconocieron. Cuando se disponía para ir a la caseta tras haber ganado por un golpe la partida, su corazón se paró y no hubo forma de reanimarle. Tenía 74 años y era un 14 de octubre del año 1977. Había volado un día antes para jugar unos hoyos y cazar perdices junto a su compañero, un campeón del mundo llamado Manuel Piñero y con quien se iba a enfrentar a Valentín Barrios y César Zulueta. Sus restos fueron trasladados al cementerio de Holy Cross en la localidad californiana de Culver city y en el campo de golf hay una placa colocada en su memoria. Fueron los últimos instantes de vida del gran inspirador de los crooners norteamericanos.
Era una figura habitual de las canciones navideñas donde sus registros como “White Christmas”, “Silver Bells” o “Do You Hear What I Hear?” se convirtieron en todo un éxito entre el público de su país. Sus más de 1600 grabaciones musicales le convierten en una de las grandes referencias de la música del Siglo XX, donde predominó su faceta como cantante popular y uno de los creadores de un estilo de intérpretes denominados “Crooners” donde lo que predominaba era no proyectar la voz y sí cantar de forma murmurante y suave. Dentro de este ámbito había tanto mujeres como hombres, pero los que predominaban eran el género masculino al que tras Crosby se sumaron gente como Tony Bennett, Dean Martin o Frank Sinatra entre otros. De hecho, el auge de “La Voz”, es decir Sinatra, le sentó demasiado mal a la carrera de Bing, quien no volvió a gozar de la fama y el éxito que tenía antes de que este artista saltase a la palestra allá por los años 40 y 50. Aquí habría que remarcar que Sinatra fue uno de sus mejores alumnos, quien desde joven reconocía el talento de Bing y lo que había influido en su vida musical. Pese a ello su carrera que abarcó desde que en 1926 debutase grabando el tema “I’ve Got the Girl” en el Teatro Tivoli de Chicago gracias a un cazatalentos llamado Paul Whiteman, fue todo popularidad ostentando cifras cercanas a los 400 millones de discos vendidos. Le gustaba la canción romántica con tonos dulces, algo que cautivaba donde era escuchado. Desembarcó en el cine donde participó en más de 70 largometrajes y otros tantos cortometrajes, y su labor en la radio le catapultó como líder de audiencia en las ondas.
Nació en una familia numerosa de ascendencia británica e irlandesa en la localidad de Tacoma, en el estado de Washington, allá por 1903 tal y como se reveló en su partida de bautismo. De nombre de pila, Harry Lillis Crosby, adquirió su apodo “Bing” gracias al apodo que le dio un vecino llamado Valentine porque al pequeño Harry le gustaba mucho la tira cómica de un periódico local llamada “The Bingville Bugle”. Estudió secundaria y después tres años de derecho en la Universidad de Gonzaga donde aún se conserva mucho material como cartas y fotografías de la etapa que pasó en este centro, aunque hay que decir que nunca llegó a obtener el título. Su futuro estaba en la radio, el cine y la música.
Fue un hombre muy importante para las grabaciones en cinta que se emitían por la radio ya que es el precursor de los programas grabados. Una tarea que tanto la NBC como la CBS se negaban a emitir, y que le llevó incluso a tener que salir de las emisoras. Cuenta con más de 80.000 horas delante del micrófono y es uno de los personajes más populares del siglo XX en este medio, que llegaba a hacer en el mismo día dos programas similares con tres horas de diferencia para la costa este del país y a continuación la zona del oeste. No fue un trabajador que precisamente se quedase fuera de los medios y se rindiese pronto ya que años después llegó a comprar una estación de televisión para ejercer como productor. Sus inversiones no se quedaban ahí, ya que también llegó a participar en el negocio de las carreras de caballos pura sangre o en la compra de un equipo de béisbol como fueron los Piratas de Pittsburgh. Tuvo serios problemas con el alcohol, pese a alejarse de ese vicio cuando su primera mujer, la cantante Dixie Lee, falleció de cáncer de ovario en 1952 y de la que le quedaron cuatros hijos. Algunos de estos descendientes hablaron años después de su muerte de la relación fría e incluso cruel que llegó a tener con su primogénito Gary, algo que sus hermanos le reprocharon. Tras fallecer Dixie, mantuvo algunas relaciones amorosas con actrices como Inger Stevens, Grace Kelly o Pat Sheenan; aunque su segunda esposa fue la intérprete Kathryn Grant con quien contrajo matrimonio y se convirtió al catolicismo en 1957.
Su legado profesional habla de él como una de las grandes voces populares del siglo XX, ya que tuvo hasta 396 sencillos en las listas de éxito. Posiblemente los años 30 y los años 40 fuesen los más prolíficos del artista musicalmente hablando, siendo el primer cantante en vender más de 200 millones de discos en la historia, con hasta 23 discos de oro y platino. Está en el Salón de la fama de la música popular y también en de la radio. Canciones como “South America, Take It Away”, “Pistol Packin Mama” o “Don’t Fence Me In” siguen resonando en todo el planeta ya que incluso en La India o en África sonaban sus temas. Se ganó a parte de su público gracias a las actuaciones que hacía para soldados en plena Segunda Guerra Mundial, llegando a desplazarse a Europa para ello. Además, hizo trasmisiones de radio para tratar de mellar la moral del ejército nazi y que llenaba de energía a los combatientes americanos. En definitiva, un hombre cuya voz ha sido el camino a seguir por generaciones posteriores de artistas.
Otros temas
