“American VI: Ain’t No Grave” es la última aportación del Rey de la música country al género que le encumbró. Más de seis años después de su fallecimiento, el 12 de septiembre de 2003, sale a la luz el que sería el último álbum de la serie catalogada como “American Recordings”. Unos discos que son una verdadera maravilla para adentrarse en profundidad en la vida del cantante. Este post es para los que, como un servidor, admiramos la figura de Johnny Cash. El hecho de que el artista tuviese esa última oportunidad en su carrera, cuando ya había cumplido las seis décadas, de volver a reinventarse es algo que en la industria musical no suele ser muy habitual. De hecho, tras unos años cayendo en la más absoluta insignificancia popular, el proyecto que se le plantó frente a sus ojos quizá fue una de sus épocas más productivas. Una voz rasgada por la edad y deteriorada por los excesos, un mago de la producción musical y unos temas que debían ser interpretados por una figura como él. La serie de los “American Recordings” , nombre del sello de producción, deja verdaderos himnos musicales. Desde el mítico “Personal Jesus” de Depeche Mode, al “One” de U2, pasando por “Solitary Man”, o acabando en la cúspide con “Hurt” de Nine Inch Nails. De hecho esta última canción fue como una redención de sus pecados un año antes de morir. El éxito a nivel mundial fue tal, que muchos catalogan la versión de Cash mejor que la del propio artista principal. Ganó en 2002 el premio a Mejor Videoclip del año para los Grammy y para la Música Country.
Llevo esta corona de espinas,
sobre mi trono de mentiroso.
Lleno de pensamientos rotos
que no puedo arreglar
“Hurt”, Johnny Cash, 2002.
Pero lo que nos ha llevado a hablar sobre esta etapa de Johnny Cash es la última publicación de forma póstuma de su álbum “American VI: Ain’t No Grave”. Un título que fue grabado durante los últimos meses de vida del cantante en el año 2003. En mayo había fallecido su infatigable compañera, June Carter, y en septiembre lo haría el propio “Rey de la Música Country”. Esos meses intermedios fueron un suplicio para el cantante, tanto a nivel físico, ya que padecía una diabetes con un grado alto de afección, como a nivel emocional. En ese último periodo vital, Rick Rubin, productor de Cash desde los años 90, grabó el que sería el álbum “American V: A Hundred Highway” publicado en 2006, y esta sexta edición del año 2010. Un disco que vendió en su primera semana 54.000 copias y que levantó las críticas positivas del mundo de la música. Además se posicionó como Nº3 de la lista de Billboard en los Estados Unidos. El álbum se compone de 10 canciones escritas por diferentes artistas como Kris Kristofferson, Claude Ely o Bob Nolan entre otros. Su gran canción es la que hace honor al título del disco. “Ain`’t No Grave”, es un tema compuesto por Claude Ely mientras estaba en la cama en 1934 enfermo de tuberculosis y su familia rezaba para que se recuperase. Ahí él interpretó de forma espontánea esta canción. Habla de ese “No habrá sepultura” como un canto de desafío ante la muerte.
No hay ninguna tumba
Que pueda sostener mi cuerpo hacia abajo
No hay ninguna tumba
Que pueda sostener mi cuerpo hacia abajo
Bueno encuéntrame, Jesús, encuéntrame
Encuéntrame en mitad del aire
Y si estas alas no me fallan,
Nos encontraremos en cualquier lugar
“Ain’t No Grave”, Johnny Cash, 2010.
Gran parte de la culpa del éxito en los años finales de Johnny Cash la tuvo el productor musical Rick Rubin. Se conocieron a principios de los 90 y la historia que les une es peculiar. Rubin tenía 30 años y era productor de música Hip Hop. Había grabado a grupos como los Red Hot Chili Peppers o Beastie Boys. Buscaba un nuevo paso en su carrera y estaba atento a esa figura sin futuro, que fuese una leyenda y que quisiese ponerse a trabajar con él mano a mano para cultivar un éxito venidero. Tuvieron un primer acercamiento en California, y Cash, visto que en esos tiempos nadie se le acercaba, se quedó impresionado por el interés que mostraba este hombre. Cuenta en su autobiografía que además no conocía nada de su trabajo. Cash venía de acabar su contrato con Columbia a principios de los 80, en 1987 firmó con Mercury pero tuvo poco éxito. Además había estado grabando dos discos con sus compañeros de fatiga: Waylon Jennings, Kris Kristofferson y Willie Nelson, bajo el nombre de “The Highwaymen”. Los cuatro eran del conjunto de aquellos artistas del country que se opusieron a los cánones de la industria de Nashville en una corriente llamada “Outlaw”, es decir, fuera de la ley. Rubin fue un tipo listo, y lo que hizo fue no adaptar a Cash a los tiempos modernos, sino descubrir una voz intimista con su guitarra. El resultado se ve en canciones como ésta del álbum que estamos mencionando llamada “Redemption Day”.
En los años 90 realmente no se conocía mucho acerca de ese nuevo estilo musical que estaba desarrollando Johnny Cash. Siempre había sido un estandarte de la música country, nacido en Arkansas tras la Gran Depresión, y que a mediados de los años 50 comenzó su carrera musical en Memphis con el sello Sun Records de Sam Phillips junto a otras estrellas como Carl Perkins, Elvis Presley o Jerry Lee Lewis. Un cantante con ritmos muy marcados en lo que se llamó “Boom-chicka-boom”, y con temas que en multitud de ocasiones hablaban sobre América, el campo o la iglesia. Un hombre que vestía de negro en favor de los más desfavorecidos de la sociedad, que se interesó siempre por sus compatriotas, y que bajó a los infiernos de los excesos en la época más oscura de su carrera. Su voz siempre fue su valor más diferencial, de hecho su madre, cuando recolectaban algodón en la Colonia de Dyess (Arkansas) y los domingos iban a la Iglesia, siempre le decía que lo que salía por su garganta era un “Don divino” del cual la gente tenía que poder disfrutar. No le faltaba razón, pocas voces con esa tonalidad tan grave hemos podido escuchar a lo largo de los años. Talentos que hay que cuidar, porque salen muy pocas veces a lo largo del tiempo.
Antes de acabar este post, me gustaría dar las gracias a todos los que me han felicitado por el Premio que la web “Blog del Día” ha concedido a este espacio “Toques Sureños” en este mes de febrero. Seguiremos colaborando con la misma energía en la difusión de la historia musical de los géneros que nacieron en los Estados Unidos.
Os recuerdo además, que podéis escuchar las canciones que salen en los post en la lista de Spotify llamada “Toques sureños- american music” o seguir la cuenta de Twitter llamada @Blogsurenos donde vamos actualizando toda la información referida a la música popular americana.
Historia