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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Zidanes y valores

Tomás González-Martín el

Criticado cuando ficha porque ficha y cuando no ficha por no fichar, Florentino Pérez asume que ser presidente del Real Madrid tiene el precio mediático de la acusación perenne, de filias y fobias, de antimadridistas y madridistas, y del que odia a todo lo que huela a victoria porque es un perdedor nato. El presidente del Real Madrid fue criticado por fichar a Zidane como futbolista. Fue un icono. El presidente del Real Madrid también fue cuestionado por fichar a Zidane como entrenador. Hoy nadie discute el acierto. El francés ha llevado al Real Madrid a dos títulos de la Copa de Europa, como jugador y como técnico. Pero lo que más destaca de Zinedine es su victoria personal como deportista honesto consigo mismo y, por extensión, con todo el mundo.
Florentino Pérez ensalza los valores históricos de la entidad como el gran ADN que define a la empresa Real Madrid. Steven G. Mandis, escritor de un libro sobre el secreto del éxito deportivo y económico del Real Madrid, expuso en la entrevista publicada en ABC el reciente 10 de octubre que los valores de lucha sin fin, trabajo y ambición constante en busca del triunfo, hasta el último segundo, son la idiosincrasia que ha hecho, hace y hará grande al Real Madrid. Zidane define esos valores, dentro y fuera del campo, como jugador, como entrenador, como persona y como deportisa autocrítico.
El presidente del club elogia la altura moral del francés para retirarse en 2006, cuando tenía 34 años y le quedaba un año de contrato. Zinedine le dijo al máximo responsable de la entidad que pensaba que ya no podría rendir mejor, que la exigencia del equipo era enorme y que no deseaba jugar en el declive. Pérez le contestó que con su calidad podía perfectamente brillar un año más. No le pudo convencer. Cuando Zizou tiene una idea en la cabeza, es muy cabezota, enormemente cabezota. Nadie le cambia su postura. Es su personalidad. Miren que Florentino le intentó convencer. Nada. Imposible. Perdonó un dineral. Eso es altura de miras. Pensó en el Real Madrid. Steven G. Mandis subrayaba en ABC que cuando Zidane decidió dejarlo también miró por la altura competitiva del equipo. Necesitaba algo más. Y él ya no podía dar más. Pocos son capaces de hacer esto. La pela es la pela. Y tenemos muchos ejemplos de lo contrario.
Zidane ha vuelto a demostrar su calidad humana este año, diez años después de retirarse como jugador, al firmar como entrenador del Real Madrid. Selló su contrato y no supo ni cuando cobraba, ni cuantos años le concedían. No le importaba. Quería triunfar en el mejor club del mundo, no cobrar más dinero.
Se le ha subido el sueldo. Ha conquistado la Undécima como técnico, ha ganado la Supercopa de Europa, se dispone a celebrar el Mundial de Clubes en diciembre, y Zidane tampoco sabe ahora cuanto dinero percibe ni hasta cuando tiene firmado su convenio.
Le da igual. Tiene tanta inteligencia que sabe que el dinero llega por añadidura al éxito. Las prisas son para los ladrones y los toreros malos. Quien pide dinero y años antes de empezar es porque augura que puede durar poco y es mejor asegurar los euros, que estos trenes pasan pocas veces por tu vida en muchos caso una vez. Zidane no es de estos. Tiene altura en todos los sentidos. Quiere triunfar en los banquillos. Acaba de ganar la Champions y la Supercopa continental y dice que no es el mejor técnico del mundo. No se apunta tantos. Piensa que debe aprender mucho más. Menudo ejemplo. Las comparaciones son odiosas. Me surgen ahora en la memoria decenas de futbolistas y entrenadores vulgares, peseteros, muchos de ellos ricos y por ende aún más ruines. Muchos continúan en activo y militan en los grandes clubes. Las comparaciones, sí, son muy odiosas. El lema del Real Madrid fue Zidanes y Pavones. En realidad es y será Zidane y valores. Gane o pierda. Esa es la diferencia.

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