Zidane debe rotar con Lucas, Kovacic, Morata, Nacho, Mariano e Isco

Los partidos a domicilio en Sevilla, Vigo, Valencia y Mestalla han dejado claro que Zidane no puede jugar habitualmente con el once de gala. El Real Madrid perdió en el Sánchez Pizjuán y en Mestalla, empató en Vigo y venció en Villarreal en cuatro noches de sufrimiento, al filo de lo imprevisible. Y el entrenador del Real Madrid debe prever. Marcelo y Carvajal no pueden jugarlo todo. Para eso está Nacho. Ramos y Pepe deben rotar también con el canterano multiusos, que lo mismo rinde de central que de lateral. Kovacic tiene que relevar a Casemiro. Isco, James y Asensio deben sustituir a Kroos y a Modric en repartos de esfuerzos discontinuos. Lucas ha de compartir minutos con Bale. Y Morata y Mariano deben hacer rotaciones con Benzema y también con Cristiano.
Estas rotaciones son la única manera posible para que el Real Madrid presente un equipo enérgico en cada partido. Es verídico que el conjunto blanco solo pierde cuando el cúmulo de encuentros cada tres días provoca un desgaste que los rivales aprovechan con tácticas de presión, robo, contacto, choque y contragolpe. Lo dijo Emery: si al Madrid no le vas al choque y le dejas recibir la pelota, te marea, porque técnicamente es muy superior. Es la estrategia que han copiado Villarreal, Valencia y Celta. La que mantiene el Sevilla para poder tutear al Real Madrid.
Zidane debe olvidarse de compartimentos estancos. Si Benzema no funciona, hay que cambiarlo en el descanso, no a los setenta minutos. Lo mismo sucede con Modric. Morata, Lucas, Nacho, Mariano, Isco, James y Asensio aportan la potencia, la velocidad y el sacrificio defensivo que le falta al Real Madrid cuando la calidad no es suficiente para ganar. Zinedine ganó la Champions y dio un vuelco a la pasada Liga cuando sentó a James e Isco a partir del 2 de marzo, en campo del Levante (1-3), e introdujo a Casemiro y Lucas. Que no se le olvide. Si no realiza aquella revolución, hoy no estaría donde está.