Cada vez que cogÃa el balón habÃa peligro. Cada vez que arrancaba sembraba el miedo en el Barcelona. Era el más rápido del clásico. Cazaba balones que parecÃan claros del defensa de turno. Fue el mejor jugador en el Camp Nou, el único que jugó siempre a encarar, a regatear, a centrar y a disparar. Le derribaron, le agarraron y se levantaba para continuar con la pelota en sus boas. Vinicius fue el futbolista diferente, el animador del partido.
Sus incursiones por la izquierda eran electricidad pura, que está muy cara. Sus penetraciones eran verticales, vértigo, jogo bonito. Le sale o no, pero siempre lo intenta.
Es, Vinicius, un extremo de los que ya no quedan, de los de antes, a la antigua usanza, de los que ataca con su finta al adversario en cuanto posee el balón en sus pies. Es lo que quiere el espectador, nada de centrocuentismo, sino jugadores que sean agresivos en ataque, con el balón directos hacia la porterÃa.
En un encuentro tan táctico, tan estudiado en la estrategia, «Vini Jr.» se salÃa del guión. Era como un futbolista individualista entre tanto esquema, sin olvidar defender cuando el Barcelona tenÃa la pelota. Sus incursiones hasta la lÃnea de fondo, incluso en el área pequeña, hicieron sufrir a Ter Stegen, que veÃa todo el peligro por ese flanco. Los defensores azulgranas corrÃan hacia atrás y taponaban, no se atrevÃan a meterle la pierna porque su gambeteo de la derecha a la izquierda y viceversa era carne de pena máxima.
Fue, el de Vinicius, un espectáculo en medio de tanto ajedrez. La velocidad entre tanto pase centrocuentista. Es un futbolista distinto. El juego estaba ralentizado y de pronto surgÃa el balón largo y ese número 20 que volaba por la banda. El fútbol del ataque madridista siempre se generó por la izquierda. Extenuado de tanta carrera, se quedó tirado en el césped cerca del final del partido, con calambres. Marco Asensio le sustituyó en los últimos minutos y realizó la jugada que Lucas Vázquez remató con el segundo gol.
El chico formado por Cacau en la Escuela do Futebol do Sao Gonçalo fue el mejor. La victoria era el premio a su gran partido. Solo tiene 20 años y ya es una figura, pero no se lo dicen para que no se lo crea.