El Real Madrid lamenta la muerte de un hombre del fútbol. De un entrenador que sabía demasiado. El club blanco siempre le respetó como persona y le valoró especialmente como profesional. Era un conocedor de la cantera azulgrana. Hizo durante muchos años la labor que Vicente del Bosque realizó a lo largo de décadas en el Real Madrid. Ambos conocían a los chavales que empujaban desde abajo y debían triunfar arriba. Vieron llegar a muchos y quedarse en el camino a la mayoría. No hay sitio para todos. Vilanova era reconocido en el Real Madrid por su visión del fútbol real, no del mediático.
En la casa blanca saben que Tito manifestaba que Bale es un gran futbolista. El gerundense ironizaba ante las críticas que el galés recibía en sus primeros meses como madridista. Opinaba que controlar el balón con esa velocidad era una virtud que ningún otro jugador posee. Francesc asumía que tarde o temprano explotaría. No le gustaría que Gareth fuera clave en la final de Copa, porque el derrotado fue el Barcelona, pero no albergaba dudas sobre el nivel de Bale. La incógnita era si se adaptaría al Real Madrid. Lo ha hecho. El contragolpe es un arma perfecta para el británico.
Tito era la mano derecha y parte de la izquierda de Guardiola en el Barcelona. Se ha ido sin levantar una palabra más alta que otra. Cuando decidió campar en solitario al frente del equipo azulgrana, nunca utilizó los medios para la demagogia. Mourinho reconoció en una entrevista exclusiva en ABC que el mayor error de su estancia en el Real Madrid fue introducir un dedo en un ojo de Tito. Perdió el control bajo la tensión del Camp Nou. Lo expuso el portugués cuando ganó la Liga de los récords. Posteriormente, siempre le saludó con corrección. Sabía que aquel día, aquella noche, se equivocó. Vilanova no se agarró a aquel incidente para atizar al luso para siempre, a diestro y siniestro. El Real Madrid supo valorar aquella serenidad. Es la que hoy demuestra Ancelotti.
Descansa en paz, Tito. Y si ves algún ángel con opciones de llegar a lo más alto del fútbol, bájalo a la tierra y elige entrenador. Jugadores como Ramos te admiraban por tu fuerza de voluntad. Sabes bien que es una virtud clásica del Real Madrid.
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