Tomás González-Martín el 16 dic, 2015 Cae mal. Es hermético. Se pone un escudo y no se abre a las filtraciones nocturnas y casi con alevosía. Como decía Mourinho, no sale de noche a cenar en los cenáculos con cuatro periodistas que le dorarían la píldora si lo hiciera y dirían que es muy bueno. Se llama Rafa Benítez y desde que se anunció su fichaje fue mal recibido por muchos sectores que sabían que sería indescifrable, inviolable en su comportamiento. Le atacan a él para encubrir el objetivo, que es atacar a Florentino Pérez. El presidente lo dice. Que no ataquen a sus fichajes para intentar atacarle a él, que vayan a cara descubierta y directos. Se ha abierto la veda contra Benítez para echarle. Aunque el primer dirigente del Real Madrid diga que el problema no es Benítez, que el problema son los jugadores aburguesados, todo el mundo dispara contra el entrenador, porque saben que no van a echar a diez futbolistas. Atacan al técnico porque saben que si cae, también será un fracaso del presidente. Toda es deja vu, pero funciona. Y la realidad es que Benítez juega un 4-3-3 y los futbolistas son los que fallan. Piensen ustedes: los hombres que perdieron con Benítez ante el Barcelona y el Villarreal formaban un once de gala similar al que alineaba Ancelotti. ¿Por qué fallan ahora? ¿Por qué demostraron esa falta de actitud en El Madrigal cuando sabían que el Barcelona había pinchado frente al Deportivo y podían colocarse a dos puntos de la Liga? Me dice mi compañero Hughes, que me enviaba mensajes a Villarreal esperando que al dejarme solo en la grada de periodistas no le echara de menos, que solo verles calentar en el césped del submarino amarillo parecía que estuvieran tomando copas en una discoteca. Sostres habría dicho que parecía que estuvieran tomando un Frenh 75, que es como un cóctel de mi tía Paca pero con glamour. Ignacio Ruiz Quintano habría destacado que sin Casillas ya no hay más justificaciones que encontrar a la derrota. Y Gistau habría ensalzado que con Benítez se les ha olvidado jugar al fútbol a unas estrellas que ahora no lucen, sino que te dejan ciego con sus destellos desviados. No sé por qué, pero estos profesionales saltaron al campo del Villarreal como si disputaran aquella pachanga de Dubai, el 30 de diciembre del año pasado, donde comenzó esta decadencia que parece más mental y de motivación que puramente futbolística. Acosan a Benítez y me pregunto: ¿Tiene la culpa de la falta de acierto de Cristiano? ¡Tiene la culpa de que Bale no juegue a nada? ¿Tiene la culpa de que Benzema marque goles contra los modestos y con los rivales importantes falle como una escopeta de ferias de Lyon? ¿Tiene la culpa de la pérdida de sitio de Kroos, perdido en el campo? ¿Tiene la culpa del desastroso rendimiento de Ramos, que está lesionado, lento, y no puede rendir como él sabe? Y digo yo: ¿Por qué no critican a Cristiano, a Bale, a Kroos, a Benzema y a Ramos, por no abrir más el abanico? Para colmo, me dicen desde dentro del club que James, un gran jugador, ha perdido peso y debe perder más. Que trasnocha. Que ha entrado en la vereda de Ozil y hay que sacarle de ella rápido. Pues es un futbolista enorme y debe evitar esa relajación mental, que es la que sufre todo el equipo en general. Esto no es culpa de Benítez, salvo por esa premisa de hacer principal culpable al que manda pero no juega. Juegan los buenos y pierden. Pepe, un baluarte de funcionamiento constante, adujo en El Madrigal que el equipo no entró en el partido hasta el segundo tiempo. Verdad. No culpó al entrenador. Ramos advirtió que comenzaron mal y añadió que de estos errores se aprende. Capitán, eso ya lo dijiste en otras derrotas. Y lo recalcó Modric tras el clásico. Eso quiere decir que el plantel no aprende. Si al final se echara a Benítez dentro de tres o cuatro semanas, como tantos desean, y se observara que el Madrid juega bien y gana, entonces habrá que pensar mal, muy mal. Porque quien viniera a ejercer el cargo, fuera Zidane, Víctor Fernández o un fichaje, pondría a los mismos futbolistas con muy pocas variaciones. En Villarreal jugó Casemiro, tan solicitado por muchos, y Kroos se quedó en el banquillo. Y también se perdió. Entonces no es cuestión de alineación. Díganme: ¿Qué jugador o jugadores faltaban en el once de El Madrigal para culpar al técnico de algo? Ninguno. Puedes poner a Lucas Vázquez por Danilo, si quieren, y a Isco por Bale, si lo desean. Pero poco más. Isco, les recuerdo, jugó la última media hora en Villarreal y tampoco se empató. ¿Entonces, de qué es culpable el entrenador? Debe ser culpable por ser gordo, como decía Mourinho. Pero como se constata con el portugués, ser delgado tampoco te salva del fiasco. Pregúntenle a Abramovich. Mientras tanto, a Benítez le disparan como una diana que en su parte adversaa posee la foto de Florentino Pérez Otros temas Comentarios Tomás González-Martín el 16 dic, 2015
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