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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

El jaque mate de Florentino Pérez a Sergio Ramos

El gran capitán, legendario, apostó fuerte por una renovación de dos años, quiso estirar la cuerda hasta la última semana, nadie le concedió lo que deseaba y cuando llamó a la puerta del Real Madrid para aceptar un año y menos dinero se topó con la cruda realidad: no hay oferta, es usted libre

El jaque mate de Florentino Pérez a Sergio Ramos
Soccer Football - La Liga Santander - Deportivo Alaves v Real Madrid - Estadio Mendizorroza, Vitoria-Gasteiz, Spain - November 30, 2019 Real Madrid's Sergio Ramos celebrates scoring their first goal with Toni Kroos REUTERS/Vincent West
Tomás González-Martín el

La historia es bien sencilla. Le sucedió a Di Stéfano en 1964. El Real Madrid retiró la oferta a Sergio Ramos en el mes de abril, tras escuchar de su boca que el club planificara sin él. Y cuando el capitán llamó a la puerta hace una semana para firmar y que planificaran de nuevo con él, ya no había oferta. Estaba despedido. Era libre de negociar con otro club. El jugador, simplemente, se equivocó en los tiempos, en la visión de los hechos. En todo.  El divorcio entre Florentino Pérez y Sergio Ramos se ha caldeado a fuego lento, tras año y medio de conversaciones que volvieron a agotar a las partes, como sucedió en la renovación rubricada hace seis años. Entonces intervinieron también José Ángel Sánchez y René Ramos, hermano y representante del capitán. En este segunda oportunidad, sin alcanzar un acuerdo, con desencuentros en los tiempos, Florentino Pérez y Sergio Ramos decidieron negociar solos, sin otros protagonistas. Quedaron fuera el apoderado del futbolista y el director general del Real Madrid. El distanciamiento entre el presidente y el jugador creció en el transcurso de cada diálogo. Era evidente la divergencia de las posturas.

Las negativas del hispalense a la oferta de la casa blanca forjaron una separación que se he hecho realidad con el divorcio tras dieciséis años de matrimonio más o menos bien avenido, que de todo hubo en este largo periodo. Estos son los motivos de una separación cruda, revestida de buenas formas por parte del Real Madrid y del propio futbolista, que dieron una imagen de saber estar y de altas miras ante la sociedad internacional, pendiente de un acto que dio la vuelta al mundo.

Florentino Pérez no podía admitir otro «no». El punto de partida es que las dos partes mantuvieron posiciones inflexibles hasta la última semana, cuando Ramos cedió e intentó firmar por un año y un diez por ciento menos de salario, la propuesta eterna del club que siempre había descartado. Pero durante año y medio las posiciones eran opuestas. El jugador solicitaba dos años de contrato. Y la entidad solo le concedía uno más y una reducción salarial del diez por ciento, de los 12 a los 10,8 millones. El acuerdo era imposible.
Hay una frase clave que define lo sucedido en esta disensión: a Florentino Pérez no se le puede decir «no» dos veces, porque no habrá una tercera oportunidad. Sergio Ramos expuso a su presidente en diciembre que tenía una oferta del París Saint-Germain y entonces exigía los dos años y más dinero, nada de rebajarse el salario. Tres meses más tarde, en marzo, el capitán explicó al dirigente de la empresa, en el siguiente diálogo cara a cara, que planificara la próxima temporada y la futura plantilla «sin mí». Era un mensaje que daba a entender que se iba. Durante muchos meses se filtraron nuevas ofertas, del Manchester United y del City. El club ya no contaba con él.

Un año sin pacto, hartos de repetir el caso 2015. Florentino Pérez había dicho a Sergio Ramos que hablarían siempre solos, cansados en el Real Madrid de aguantar las maratonianas sesiones con René Ramos en la renovación de 2015, y al final se ha repetido la historia. Otra vez las conversaciones se han extendido a lo largo de año y medio, para no alcanzar un acuerdo. En el Real Madrid han visto claro que la actitud de René Ramos entonces no era más que la actitud de Sergio Ramos. Era la voz de su amo. Porque el futbolista se ha portado con los mismos tempos que René demostró hace seis años. Florentino Pérez ha acabado harto de esta estrategia. Los Ramos esperaban un pacto de última hora, igual que sucedió en China en 2015. Y se han llevado una sorpresa.

El club le ha dado un revolcón, advertencia para otros. Acostumbrado a estirar la negociación para conseguir cosas hasta el final, los Ramos contactaron la pasada semana con el Real Madrid para entablar una última negociación y firmar un acuerdo. Las lesiones destrozaron la táctica de Sergio Ramos, puesto en duda en el extranjero, y René llamó a la entidad para rubricar esa propuesta por un año y un diez por ciento menos de emolumentos, pues los clubes del exterior ya no aportaban lo esperado. Y René se llevó el golpe: «La oferta ha caducado, ya no existe». Florentino Pérez ordenó retirarla en abril, tras escuchar en marzo al capitán que planificara sin él. El presidente cortó desde entonces el diálogo sobre la renovación. Los Ramos no esperaban la incomunicación. Ha sido una situación desagradable para ellos.

Lo que Florentino Pérez ha hecho es dar una lección desde su autoridad y un aviso para navegantes. En la casa recuerdan que a Pepe le pasó lo mismo y todos lo olvidan. Al portugués también se le retiró la oferta después de un año de combate negociador. Ahora, el máximo responsable del club ha dicho «no» al número cuatro porque no podía hacer una excepción. De hacerla, otros veteranos le vendrán en el futuro pidiendo lo mismo. No hay excepciones. Quien rechaza dos ofertas se queda sin ella. Ramos ha pagado, en realidad, todo el desgaste acumulado desde hace siete años, cuando comenzó la anterior negociación para que renovara hasta 2021. Hubo muchas disputas, desavenencias y filtraciones. Ahora se ha cargado la cuenta de las dos negociaciones. Y se ha roto el pacto habitual, el que se lograba siempre al final. No. Se acabó.

Dijo a otros jugadores que no firmaran la rebaja. Una de las cuestiones que significó el punto final de esta relación entre presidente y capitán es que en el club consta que Ramos les dijo presuntamente a diversos compañeros de plantilla que no firmaran la reducción salarial del diez por ciento. Una rebaja que el jugador si quería rubricar ahora para quedarse en el equipo. Al presidente le ha molestado mucho esa supuesta actuación del futbolista, que perjudicaba a la entidad, que ha solicitado a todo el grupo ese ahorro del diez por ciento del sueldo.
Sergio Ramos no se siente valorado por el club. El fondo de este enfrentamiento de posturas es que el jugador opina que el Real Madrid no le ha valorado como debía, ni económica ni deportivamente. Lo pensaba en 2015, cuando renovó. Y lo piensa ahora, cuando le han retirado la oferta. ««No lo sabía, no me enteré», señalaba el capitán. «No se me había comunicado que la oferta tenía fecha de caducidad. No me lo esperaba. No sé por qué la oferta tenía caducidad». Estas palabras denotan el amargor del futbolista. Analiza que han dejado en la estacada, sin miramientos, a un líder que ha rendido durante dieciséis años.

Cambio de poder en el club, sin Zizou y sin Ramos. El central cree que se han querido desprender de él para acabar con el poder establecido en el último lustro, liderado por Zidane y Ramos. Ya no está ninguno. La renovación incluye el cambio de roles en la plantilla, el final de viejos vicios.

La oferta china ya desveló este antagonismo. Ramos reflexiona que no ha sido bien tratado económicamente por el Real Madrid. La oferta china que el defensa presentó a Florentino Pérez hace dos años desvelaba esa divergencia de sentimientos. El andaluz montó aquel jaleo de China, hace dos años. Le ofrecían 25 millones netos anuales durante tres años, pero tenía que llegar gratis, porque el club asiático no pagaría traspaso. Para el Real Madrid era de risa todo. La entidad se preguntaba si era una broma.

Lo que delataba aquella propuesta del sevillano, que murió en dos días, era su distanciamiento con el club. No estaba contento con sus emolumentos, como no lo estaba ahora. El capitán tuvo que dar una rueda de prensa para apagar el fuego. Ahora ha dado otra para irse. Pero el fuego de la disensión no se apaga. Es una realidad.

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